Empresas - Razones para la Conciliación de la Vida Laboral y Familiar
Algunas ideas
Esta semana me ha tocado trabajar en Madrid un par de días. Como casi siempre que me toca currar en la capital, me he movido en transporte público. Habitualmente utilizo el metro, pero esta semana me ha venido mejor el autobús. Curioso por naturaleza como soy, me gusta fijarme en todos los detalles, y en ese sentido el colectivo te permite obtener una panorámica privilegiada del tráfico, el propio autocar y lo que se cuece en las aceras. Como no puede ser de otra manera por estas fechas, el pistoletazo de salida del curso escolar copa el protagonismo a ciertas horas de la mañana. Ves a padres trajeados peleándose con los alzadores del coche para los más pequeños, madres ataviadas para el trabajo con tres críos, uno de ellos aún en brazos, tratando que sus hijos no molesten en el autobús, algunas abuelas reverdeciendo laureles ejerciendo de madres otra vez en su vida y muchas chicas del hogar, en su mayoría inmigrantes, acompañando a los críos al colegio. Luego vienen esos sacos de hormonas llamados adolescentes con los que uno no puede evitar sonreir pese a que parezcan caballos desbocados. Pero esos son otra historia.
Desde aquí y de entrada, mi mayor admiración para todos aquellos que hoy deciden formar una familia, porque las empresas, y ya siento generalizar, no lo estamos poniendo fácil. Así pues, este post comenzó a fraguarse ayer a las 8 de la mañana. De repente se me ocurrieron varias ideas y comencé a apuntarlas en un cuaderno en forma de esquema y con algo de sueño. No sé, por lo tanto, si este escrito resultará caótico pero al menos espero que quede constancia de mi buena voluntad por dotarle de cierta coherencia.
Me rechina mucho cada vez que se habla de conciliación y parece que sólo se habla de la mujer. Creo que es un tabú que tenemos que superar. La paternidad es una cuestión de dos. Hasta que no se normalice el que un padre sea el que pide reducción de jornada, por ejemplo, la igualdad no será posible. Está claro que por cuestiones fisiológicas la mujer tiene que estar un tiempo de baja, pero a un hijo hay que cuidarle más allá del período de lactancia. Pese a todo a ésta se le penaliza en forma de menores salarios. El cortoplacismo de muchas compañías me enerva y a menudo me deja estupefacto
La empresa española tiene que perder el miedo al teletrabajo y al horario flexible. El buen trabajador siempre cumple independientemente de dónde tenga que desarrollar su labor. Los mecanismos de control pueden y deben ir más allá que un fichaje a la entrada y a la salida de la oficina, sobre todo en la era de la tecnología. Todos sabemos que uno de los grandes problemas de España es el de la productividad y que en ese sentido, estar sentado en una silla no implica estar trabajando. Todos conocemos a personas que en horario laboral navegan por internet, chatean e incluso juegan on line. Una política de conciliación basada en la confianza, no sólo te permite distinguir a los buenos de los mediocres, sino que atrae talento y te permite retenerlo, cuestión compleja hoy en día. Los mecanismos de control clásicos favorecen a los vagos.
Hace unos años estuve en una conferencia en un curso organizado por la UNED y Economistas sin Fronteras sobre Empresa y Sociedad. Hablaba José Ángel Moreno, por aquel entonces Director de RSC del BBVA. Nunca se me olvidarán sus palabras: "las distintas evaluaciones que hacemos a las mujeres jóvenes que entran en el banco, nos hacen ver que la inmensa mayoría tienen potencial de alta dirección. La evidencia nos muestra que su trayectoria se corta de raíz al llegar a los 30 - 32 años y tienen que elegir entre desarrollar todo su potencial en su carrera profesional o la maternidad. Tenemos un problema". Lo tiene el BBVA y lo tiene la OCDE. Más de un 60% de los nuevos universitarios son mujeres. El principal capital humano que se está formando en España hoy en día es femenino.
Los datos sugieren que las empresas estamos fracasando en la incorporación de la mujer al mercado laboral y en las medidas de conciliación. La mujer debe poder elegir su camino sin condicionantes de este tipo. Se trata de una simple adecuación de los planes de desarrollo profesional a la realidad vital de la paternidad, independientemente del sexo de la persona. Yo querré estar con mis hijos el día que los tenga sin que ello me obligue a renunciar a un trabajo que me llena y que me gusta. Los horarios se pueden adaptar. Es cuestión de voluntad por parte de la dirección de la compañia.
A menudo me pregunto en qué piensan muchos departamentos de Recursos Humanos. Los horarios están para cumplirse. Si los despachos de abogados, las consultoras y las multinacionales pagasen las horas extras que muchos de sus empleados hacen en pos de "dar servicio", seguro que se reorganizarían las jornadas. No se pueden seguir consintiendo horarios abusivos y que encima nuestra sociedad lo vea como algo normal, "lo que toca" y nadie diga o haga nada al respecto . La faceta personal de la persona es la que realmente a uno le completa y le permite ser feliz. Dentro de ésta, la vida familiar ocupa un lugar muy importante. Un trabajador feliz es un trabajador más productivo al que, además, vinculas emocionalmente a tu compañía.
La empresa debe entender, aunque sólo desde un prisma puramente instrumental, que un 30% de fracaso escolar es un problema económico latente de primer orden. La realidad es que el modelo de familia ha cambiado, los padres no están con los hijos todo lo que los expertos entienden que deberían y una compañía no puede obviarlo. De nuevo desde un punto de vista instrumental, la empresa es un ente que se desenvuelve en un entorno que le suministra recursos. Entre ellas las personas (y ya sé que suena un poco mal). Abrirse a la sociedad y tratar de colaborar en la solución del problema debería ser imperativo, además de una cuestión ética. Obviar el papel tan trascendental que juega la familia en la formación de la moral en una colectividad y su impacto en todas las esferas de la vida, es de "gañanes con pintas". Desgraciadamente en mi gremio hay varios.
Así pues aquí lo dejo a la espera de vuestros comentarios. Espero que este batiburrillo de primera hora de la mañana os haya dado que pensar al menos un rato. Por mi parte esta noche me tomaré un buen vino a la salud de los hombres y mujeres que hoy en día y con todo en contra, siguen desafiando un sistema económico que no pone más que trabas para poder compaginar la vida laboral y la familiar. Por ellos y por los que vendrán.
Esta semana me ha tocado trabajar en Madrid un par de días. Como casi siempre que me toca currar en la capital, me he movido en transporte público. Habitualmente utilizo el metro, pero esta semana me ha venido mejor el autobús. Curioso por naturaleza como soy, me gusta fijarme en todos los detalles, y en ese sentido el colectivo te permite obtener una panorámica privilegiada del tráfico, el propio autocar y lo que se cuece en las aceras. Como no puede ser de otra manera por estas fechas, el pistoletazo de salida del curso escolar copa el protagonismo a ciertas horas de la mañana. Ves a padres trajeados peleándose con los alzadores del coche para los más pequeños, madres ataviadas para el trabajo con tres críos, uno de ellos aún en brazos, tratando que sus hijos no molesten en el autobús, algunas abuelas reverdeciendo laureles ejerciendo de madres otra vez en su vida y muchas chicas del hogar, en su mayoría inmigrantes, acompañando a los críos al colegio. Luego vienen esos sacos de hormonas llamados adolescentes con los que uno no puede evitar sonreir pese a que parezcan caballos desbocados. Pero esos son otra historia.
Desde aquí y de entrada, mi mayor admiración para todos aquellos que hoy deciden formar una familia, porque las empresas, y ya siento generalizar, no lo estamos poniendo fácil. Así pues, este post comenzó a fraguarse ayer a las 8 de la mañana. De repente se me ocurrieron varias ideas y comencé a apuntarlas en un cuaderno en forma de esquema y con algo de sueño. No sé, por lo tanto, si este escrito resultará caótico pero al menos espero que quede constancia de mi buena voluntad por dotarle de cierta coherencia.
Me rechina mucho cada vez que se habla de conciliación y parece que sólo se habla de la mujer. Creo que es un tabú que tenemos que superar. La paternidad es una cuestión de dos. Hasta que no se normalice el que un padre sea el que pide reducción de jornada, por ejemplo, la igualdad no será posible. Está claro que por cuestiones fisiológicas la mujer tiene que estar un tiempo de baja, pero a un hijo hay que cuidarle más allá del período de lactancia. Pese a todo a ésta se le penaliza en forma de menores salarios. El cortoplacismo de muchas compañías me enerva y a menudo me deja estupefacto
La empresa española tiene que perder el miedo al teletrabajo y al horario flexible. El buen trabajador siempre cumple independientemente de dónde tenga que desarrollar su labor. Los mecanismos de control pueden y deben ir más allá que un fichaje a la entrada y a la salida de la oficina, sobre todo en la era de la tecnología. Todos sabemos que uno de los grandes problemas de España es el de la productividad y que en ese sentido, estar sentado en una silla no implica estar trabajando. Todos conocemos a personas que en horario laboral navegan por internet, chatean e incluso juegan on line. Una política de conciliación basada en la confianza, no sólo te permite distinguir a los buenos de los mediocres, sino que atrae talento y te permite retenerlo, cuestión compleja hoy en día. Los mecanismos de control clásicos favorecen a los vagos.
Hace unos años estuve en una conferencia en un curso organizado por la UNED y Economistas sin Fronteras sobre Empresa y Sociedad. Hablaba José Ángel Moreno, por aquel entonces Director de RSC del BBVA. Nunca se me olvidarán sus palabras: "las distintas evaluaciones que hacemos a las mujeres jóvenes que entran en el banco, nos hacen ver que la inmensa mayoría tienen potencial de alta dirección. La evidencia nos muestra que su trayectoria se corta de raíz al llegar a los 30 - 32 años y tienen que elegir entre desarrollar todo su potencial en su carrera profesional o la maternidad. Tenemos un problema". Lo tiene el BBVA y lo tiene la OCDE. Más de un 60% de los nuevos universitarios son mujeres. El principal capital humano que se está formando en España hoy en día es femenino.
Los datos sugieren que las empresas estamos fracasando en la incorporación de la mujer al mercado laboral y en las medidas de conciliación. La mujer debe poder elegir su camino sin condicionantes de este tipo. Se trata de una simple adecuación de los planes de desarrollo profesional a la realidad vital de la paternidad, independientemente del sexo de la persona. Yo querré estar con mis hijos el día que los tenga sin que ello me obligue a renunciar a un trabajo que me llena y que me gusta. Los horarios se pueden adaptar. Es cuestión de voluntad por parte de la dirección de la compañia.
A menudo me pregunto en qué piensan muchos departamentos de Recursos Humanos. Los horarios están para cumplirse. Si los despachos de abogados, las consultoras y las multinacionales pagasen las horas extras que muchos de sus empleados hacen en pos de "dar servicio", seguro que se reorganizarían las jornadas. No se pueden seguir consintiendo horarios abusivos y que encima nuestra sociedad lo vea como algo normal, "lo que toca" y nadie diga o haga nada al respecto . La faceta personal de la persona es la que realmente a uno le completa y le permite ser feliz. Dentro de ésta, la vida familiar ocupa un lugar muy importante. Un trabajador feliz es un trabajador más productivo al que, además, vinculas emocionalmente a tu compañía.
La empresa debe entender, aunque sólo desde un prisma puramente instrumental, que un 30% de fracaso escolar es un problema económico latente de primer orden. La realidad es que el modelo de familia ha cambiado, los padres no están con los hijos todo lo que los expertos entienden que deberían y una compañía no puede obviarlo. De nuevo desde un punto de vista instrumental, la empresa es un ente que se desenvuelve en un entorno que le suministra recursos. Entre ellas las personas (y ya sé que suena un poco mal). Abrirse a la sociedad y tratar de colaborar en la solución del problema debería ser imperativo, además de una cuestión ética. Obviar el papel tan trascendental que juega la familia en la formación de la moral en una colectividad y su impacto en todas las esferas de la vida, es de "gañanes con pintas". Desgraciadamente en mi gremio hay varios.
Así pues aquí lo dejo a la espera de vuestros comentarios. Espero que este batiburrillo de primera hora de la mañana os haya dado que pensar al menos un rato. Por mi parte esta noche me tomaré un buen vino a la salud de los hombres y mujeres que hoy en día y con todo en contra, siguen desafiando un sistema económico que no pone más que trabas para poder compaginar la vida laboral y la familiar. Por ellos y por los que vendrán.
Comentarios
Casualmente, hace muy poco me he visto en la tesitura de tener que pedir la reducción de jornada, y me he "empapado" de la Ley de igualdad, que gracias a ello he podido conocer, así que aunque sólo sea por ella, gracias, Bibiana Aído.
Por esta Ley, los padres podemos reducir la jornada entre una y cuatro horas diarias, con reducción proporcional de salario, y lo que es más importante, adaptar nuestro horario para poder conciliar y cuidar a nuestros hijos.
Así que hace unos días, pedí en mi empresa hacer jornada intensiva, para poder cuidar a mi hija, que empezó ahora el colegio, y me lo concedieron, porque por suerte, sí hay empresas y empresarios que tienen consideración hacia los trabajadores (muchos no lo piden porque saben o creen que no se lo van a dar, o por miedo a represalias).
Así que estoy encantado con mi nueva situación, puedo cuidar de mi hija, e incluso rindo más que antes.
Un abrazo
Pablo Rodríguez
Como siempre, millones de gracias por pasarte. Desde luego es estimulante leer ejemplos como el de tu empresa y, aunque haya pintado las cosas tan negras, también es cierto que comienzan a llegar a las direcciones de las empresas personas que han sufrido, bien en sus propias carnes,bien en las de su pareja, la dificultad de conciliar vida laboral y familiar.
Sin embargo, como también apuntas, yo conozco casos de mujeres brillantes (pero brillantes, brillantes) que por el mero hecho de ser madres vieron como les relegaron a proyectos y trabajos menores al no poder exprimirlas en cuanto a horas extras se refiere.
La sociedad avanza y se van venciendo barreras, pero aún queda mucho camino por andar.
Un fuerte abrazo
Yo soy un convencido de la conciliación. De hecho, desde hace tres años hay gente en la oficina que disfruta de ella. Igualmente, se intenta ser flexible con los empleados para que puedan cuidar a sus hijos, ir a sus fiestas del cole o a realizar alguna tarea distinta a las que están reguladas por ley. Yo creo en la responsabilidades el trabajador, pero a veces te encuentras con gente que confunde la flexibilidad laboral con el todo vale o pretende hacerse un horario a la carta sin tener en cuenta a los demás.
Para mi la conciliación es responsabilidad y confianza las dos partes deben entenderlo así. En el momento en el que una no lo es aparecen los problemas.
Un abrazo y buen post
Los padres también tienen algo que decir y a medias y digo a medias no un echar mano a la desesperada. Y los abuelos allá dónde les necesiten.
En mi época todo estaba en nuestras manos y estábamos a pie de cañon las 24 horas y sin sueldo. Eso si no nos realizabámos se nos decía encima.
No podemos quedarnos con lo bueno de ahora ni lo bueno de antes. Todo tiene ventajas y desventajas. Lo importante es solventarlas lo mejor posible.
Un abrazo y buen finde.
Eres un buen observador y mejor crítico
Un saludo
David G. Goñi
Me alegra muchísimo leer las iniciativas que habéis tomado en la oficina. Nuestra sociedad necesita muchos gerentes como tú.
¡Un fuerte abrazo!
Como le decía a Fernando, yo creo que es una cuestión de equilibrio. Y me parece excelente también la frase "algo tendrán que decir también los padres". A veces pienso que los hay que no terminan de comprender que la paternidad es fundamentalmente entrega y sacrificio, y que ello conlleva cambiar ciertos hábitos.
Un fuerte abrazo
Es cierto que en la Universidad los hay que no pasan de primero, pero salen adelante los mejores, los que no desisten, los que tienen fuerza de voluntad. Y en el fondo eso es la vida, y eso es la empresa: luchar, ganar, perder, levantarte y seguir luchando. Eso es actitud y no depende de estar sentado en una oficina o en tu casa, sino de la responsabilidad de uno mismo.
¡A ver si nos vemos pronto!
Un fuerte abrazo
Pero hasta que los hombres (como Pablo) no se incorporen a los permisos para cuidado de hijos y dependientes, podemos mejorar algo en la conciliación, pero no mejoraremos mucho en la igualdad de oportunidades, porque las empresas (no todas) seguirán viéndonos como una "carga" y penalizándonos.
Lo de por qué no se entra en razón con el tema de la flexibilidad horaria es difícil de explicar...
Tienes mucha razón en tu planteamiento: hace falta gente como Pablo, que dan un paso al frente y hacen ver que la conciliación es cosa del padre y de la madre. Ese es el primer paso para la normalización de la misma.
Es cierto que las cosas están difíciles, pero me quiero quedar con el ejemplo de mi tocayo Fernando: Cada vez somos más las personas jóvenes que llegamos a puestos de responsabilidad y que venimos con ideas diferentes. Queda mucho por andar, pero poco a poco derribaremos muros y tendencias.
Saludos!