Decálogo para Futuros Directivos

 Coloquio con Alumos de la Universidad ANAHUAC de Querétaro (II)

Una vez expuestas las Cinco Lecciones Empresariales para tiempos de Crisis, mi coloquio con los Alumnos de la Universidad ANAHUAC de Querétaro siguió con un decálogo para futuros directivos que me gusta compartir siempre con mis alumnos de la Complutense cuando termino los cursos. Como siempre, son meras reflexiones fruto de la experiencia vivida estos años. Ahí van:

1) Todo lo que merece la pena en esta vida cuesta: Desconfía cuando el éxito llega fácil. Cuando yo salí de la Universidad y empecé a trabajar, debo reconocer que, aunque los números salían y obtenía incentivos muy jugosos, la realidad es que me esforzaba lo justo. Cumplía sin más. Pero es que en aquella España, la de la burbuja inmobiliaria, lo difícil era no vender. Aquel supuesto milagro español, no estaba respaldado por mejoras en la productividad, sino por una enorme burbuja inmobiliaria que terminó arrasando casi todo. Los éxitos se cuecen a fuego lento, con paciencia, esfuerzo y perseverancia. No hay atajos.

2) La ética no es una opción para el directivo, porque nada perdura sin ella. Es más fácil ser fiel a unos principios el 100% de las veces, que el 99% de ellas, porque cuando te los saltas una vez, te los saltas diez. La ética y los valores, son el faro que nos guía, un referente en definitiva, en nuestro día a día empresarial. Conviene recoerdar que, Adam Smith, que pasó a la historia como el padre de la economía moderna, era, en realidad, profesor de filosofía moral en la universidad de Oxford, y entre los supuestos que él defendía, subrayaba aquello de que sin un comportamiento ético, los mercados, simplemente, no funcionan. En mi experiencia, las empresas tampoco. En la era de las redes sociales y de la información, a las compañías no sólo se les juzga por lo bien o mal que hacen un producto o prestan un servicio, sino también por su comportamiento. Por cómo tratan a sus empleados o a su cadena de valor. Por lo mucho o poco que contaminan. O por cómo representa ciertos valores como ciudadanas corporativas que son. Cómo hacemos las cosas termina afectando siempre, en un sentido u otro, a nuestra cuenta de resultados. O como suele decirse: el tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque sea a largo plazo.

3) Tú te impones los límites: Somos el resultado de nuestras creencias. Esta frase es del gran Francisco Alcaide. Si hace unos años, me hubieran dicho que en la anterior crisis iban a quebrar la banca española, Irlanda, Grecia y Portugal, que se iba a cerrar el crédito a las empresas y que el paro iba a llegar al 25%, creo que muchos hubiéramos ido a dejar la llave de nuestras empresas al Ministerio de Economía. Pero no hace falta irse tan lejos. Si en el mes de enero me hubieran dicho que nos iban a confinar a todos dos meses, que los bares y restaurantes iban a estar cerrados o con limitaciones durante más de 7 (y los que nos quedan), que el turismo se iba a ir al garete y que un virus iba a paralizar la economía mundial, y en concreto la española con caídas no vistas desde la Guerra Civil, creo que también hubiéramos tirado la toalla. Lamentablemente, muchas compañías no han podido aguantar, pero otras muchas muchas ahí siguen, resistiendo y sacando la cabeza poco a poco. Somos mucho más resilientes de lo que nos imaginamos. Hay dos lecciones que me ha dado la vida en este sentido. Una, quien se levanta una vez, se levanta otras cien. Y dos, nadie va a hacer más por ti y por tu empresa que tú mismo.

4) Piensa y Emociona Diferente: Vivimos en la época de la abundancia y en un momento, además, en el que gracias a la revolución de las tecnologías de la información, la transferencia de conocimientos es más rápida que nunca en la historia. La calidad se presupone a todos los niveles. Lo de pensar diferente está muy bien, pero ya no basta. Necesitamos emocionar diferente. El año pasado les puse a mis alumnos de la Universidad Complutense dos fotografías. Una dónde se veía a gente haciendo cola para comprar entradas para un concierto de U2. y otra en la que había gente haciendo también cola, pero en este caso para comprarse el último iPhone. Les pedí que me dijeran cuál de las imagenes correspondía a cada uno de los hechos. Ninguno se quiso mojar, por cuanto era realmente difícil diferenciarlas. Sé que Apple tiene muchos detractores, pero también una cosa que es indiscutible: cuenta con legiones de fans, no sólo de clientes, por todo el planeta. Por lo tanto, tu reto como directivo no sólo es hacer un producto u ofrecer un servicio diferente, sino conseguir que tus clientes sean auténticos "evangelizadores" de tu marca y, para ello, debes encontrar un posicionamiento emocional único con el que aquellos se identifiquen. 

5) Las personas no fracasan, bajan los brazos: Esta es una idea sobre la que insisto y no me canso de hacerlo. En la vida se pierden partidos, pero lo importante es el aprendizaje que nos puede quedar tras la derrota, que ésta nos sirva de acicate para el siguiente envite. Una vez le escuché a Rafa Nadal decir que él, cuando fallaba, se lo tomaba con filosofía porque, señalaba, él tiene asumido que no es "tan bueno" como para no errar ningún golpe. Impacta recordarlo el día después que ha igualado a Federer como el jugador de la historia con más títulos de Grand Slam. En situaciones tan difíciles como las que estamos viviendo, pero incluso en otras menos complejas, habrá quién pierda su puesto de trabajo, incluso quién, lamentablemente, vea quebrar a su empresa. Lo verdaderamente importante es que, cuando la vida te ofrezca la revancha, que lo hará, te coja más fuerte y más preparado. Es entonces cuando descubres que el fracaso, no existe. Que todo en esta vida, bien enfocado, es aprendizaje.

6) Intuición, divino tesoro: En este mundo dónde, como decía antes, la transferencia de conocimiento se produce a una velocidad de vértigo, la formación reglada es importante, pero lo es más el conocimiento tácito, ese que no se enseña, que tiene que ver con la intuición y con tu capacidad de aprendizaje, así como la de tu equipo. En momentos como el actual, es imprescindible que los líderes, los directivos, creen espacios dónde la creatividad y el talento no sólo fluyan, sino que se puedan desarrollar. Eso implica constreñir menos los departamentos, hacer equipos multidisciplinares y saber dar a cada uno su espacio en la organización. No te será sencillo, por cuanto todavía sigue habiendo auténticos devotos de las jerarquías, pero éstas, a  día de hoy, no funcionan. O al menos no lo lo hacen cuando, más allá de proponer un cierto orden, que no se debe denostar, terminan atrapando a las compañías en una burocracia insoportable que impide el desarrollo del talento y quema a personas muy válidas. Por lo tanto, esfuérzate en hacer de tu empresa un lugar propicio para el desarrollo de la creatividad, porque el conocimiento tácito es el que realmente deriva en aprendizaje, principal motor para crear ventajas competitivas no imitables y sostenibles en el tiempo.

7) Pasión y Equilibrio: Piensa que vas a dedicarle a tu trabajo un montón de horas en tu vida, por lo que es imprescindible que encuentres algo que realmente te apasione. Tienes que ir a trabajar los lunes contento y feliz de la vida. No es sencillo, pero quién busca termina encontrando. Requiere también salir de cierta zona de confort y tener ganas de crecer. Pero que ello no te haga olvidarte de las constantes en la ecuación de tu vida: tu pareja, tu familia y tus amigos. Equilibrio es la palabra mágica. Al final, pasarán las empresas, pasarán tus trabajos, y lo que te quedarán son los afectos. No pierdas nunca esa perspectiva.

8) Cultura de Emprendedores: Ahora que volvemos a afrontar una crisis sin precedente, recupero una frase de mi abuelo que siempre he llevado a gala. No necesitamos en España 4 ó 5 millones de puestos de trabajo, sino 40 ó 50.000 emprendendores dispuestos a crear 100 de empleos cada uno. La salud de nuestras empresas, medido entre otras cosas por el número de ellas que se crean cada año, es un termómetro inmejorable de la salud económica de un país. Debemos poner en valor a quién emprende y animar a hacerlo a todo aquel que tenga una buena idea.

9) El mundo es maravillosamente global: Lo comentaba en uno de mis posts de hace unos meses.  Yo soy de los que piensa que esta época que nos ha tocado vivir tiene muchas más ventajas que inconvenientes. Gracias a esa globlalización, he podido conocer en estos últimos 10 años por trabajo diferentes países como China, Japón, EEUU, Brasil, México, República Dominicana o ya en Europa, Suiza, Alemania, Irlanda, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Francia u Holanda entre otros. Conocer esos lugares me ha permitido acercarme a sus personas, entender que hay realidades muy diversas en todo el planeta, pero también que hay muchos sentimientos universales, y que hay más gente buena que mala. Pero en un mundo global, los problemas son, y cada vez lo serán más, globales. Sin embargo, nuestras estructuras de gobierno internacionales son incapaces de dar respuestas, muchas veces porque legalmente no pueden hacerlo. Ante esa tesitura, los gobiernos nacionales son incapaces de hacer frente a situaciones como la actual. El siglo XXI requerirá revisar estructuras de gobierno supranacionales para hacer frente a crisis que, como decía, con mayor frecuencia serán mundiales. Pero es importante que las ramas no nos imipidan ver el bosque. La globalización, pienso, ha traído muchas cosas buenas que malas y, a nivel empresarial, muchísimas oportunidades.

10) Conocerse, para poseerse, para darse: Mi abuelo, fuente inagotable de anécdotas, cada vez que habla de su vida empresarial dice lo mismo: "siempre supe que habría problemas, pero para eso estaba yo, para resolverlos". A esta reflexión le añado un componente socrático: "Joven, conócete a ti mismo". Esto es transversal y válido para todas las personas, pero creo que es crítico si quieres dirigir una compañía. Las crisis traen consigo multitud de tensiones, conflictos y estrés por los que a nadie le gusta pasar, pero que no te quedan más remedio que atravesar si tienes un puesto de responsabilidad en una empresa. La buena noticia es que todo esto se puede aprender. Esto me lleva a otros profesores estupendos que tuve en el IESE, como Santiago Álvarez de Mon o Álvaro San Martín. Sin conocerte, no puedes poseerte y entonces no puedes darte. La gestión de uno mismo es clave para superar los momentos duros. Muchos de los problemas vienen como un todo inabarcable que toca trocear, hacerlos casi como piezas de un puzzle, para poderlos resolver. Y ello requiere mucha serenidad y ser capaz de mantener la calma.

Lo bueno de que nos sigan pasando cosas, es que este decálogo está en permanente revisión. Como bonus track queda una última idea: nunca pierdas la humildad, ni dejes de pensar que puedes aprender de todo el mundo y en todo tipo de situaciones.

 

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