Economía - ¿Por qué no prestan dinero los bancos?

Algunos Apuntes

Hace algunos días conocíamos la historia de Eduard Sentís, emprendedor catalán, socio de la empresa Edse Inventiva, el cual, el cual, tras ganar un concurso en Dinamarca para suministrar unas bicicletas públicas en Copenaghe, vio como todas las puertas del sector financiero se le cerraban de par en par, no pudiendo llevar a cabo su proyecto, al menos como lo tenía pensado originalmente. Y eso teniendo todo lo que una empresa necesita: una buena idea, un contrato en firme de compra y unas sólidas garantías de cobro. La historia de Eduard es, lamentablemente, más frecuente de lo que parece. Desgraciadamente, el grifo del crédito lleva casi 5 años cerrado para nuestras PYMES fundamentalmente y la gente se pregunta, con toda lógica, si no se puede hacer más para que éste fluya y se den los primeros pasos hacia la ansiada recuperación. Sin meterme en tecnicismos, tratando de que todo el mundo me entienda, voy a tratar de explicar lo que está pasando de cara a aportar algo de luz a la actual coyuntura y sobre todo que la gente entienda por qué no prestan nuestros bancos.

1) Nuestro sistema financiero sigue estando mal: Es lo primero que debe puntualizarse. Que no nos engañen. Pese al rescate del año pasado, nuestros bancos siguen estando mal. El Banco Central Europeo (BCE) les salvó hace un par de años de un momento crítico cuando nadie les prestaba y ahora tienen que devolver todavía parte de aquellos préstamos. Para que todo el mundo me entienda. Los bancos pueden prestar lo que los ciudadanos ahorran. En una economía global, los ahorros se internacionalizan. Nuestra burbuja se financió con los ahorros de muchos ciudadanos europeos, no sólo los nuestros, los cuales eran prestados a nuestros bancos a través de otros bancos europeos. El BCE ha venido inyectando liquidez en el sistema, en buena medida para facilitar que nuestras entidades pudieran cumplir con las de fuera y el sistema no colapsara. 

Ahora es cierto que algunos de nuestros bancos han visto como las puertas de los mercados internacionales se les han vuelto a abrir, pero el continuo deterioro de nuestra economía ha hecho que, pese al banco malo, la mora (esto es, los préstamos que empresas y particulares no pueden pagar) no vinculada al sector inmobiliario siga subiendo y que nuestras entidades tengan que provisionar préstamos hasta ahora sanos. No olvidemos que algunos de los peores supuestos de Oliver Wyman se han superado. Ello les obliga a dotar recursos para cubrir esas posibles pérdidas, imposibilitándoles prestar. 

2) A vueltas con los fondos propios y las provisiones: Cuando estalló la crisis y el sistema financiero mundial se vino abajo, Bruselas decidió que había que exigir a los bancos de la eurozona mayores dotaciones de capital. Ello hace que los bancos sean más solidos, pero por contra que presten menos dinero también, ya que tienen que destinar parte del mismo a cumplir con los nuevos requisitos.

En paralelo, hasta ahora los bancos tenían ciertas liberalidades en virtud de ciertas subjetividades que el Banco de España permitía. Los llamados crétidos subestándar, por ejemplo, eran aquellos de aquellas compañías en pérdidas que corrían el riesgo de dejar de pagar en algún momento o que habían sido sometidos a alguna refinanciación. Los bancos podían decidir en gran  medida si dotar o no provisión sobre los mismos. En la práctica no lo hacía nadie. Los decretos del ministro De Guindos han atacado por ese flanco a los bancos, obligándoles a dotar enormes provisiones, lo que les consume fondos propios y, por lo tanto, les dificulta prestar. De entrada decir que no quedaba más remedio que hacerlo, por cuanto las patadas hacia adelante de nuestra banca eran de cachondeo. En parte por ello por lo que ingenuamente creímos tener el mejor sistema financiero del mundo.

3) La demanda solvente: ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Emilio Botín ha reiterado hasta la saciedad que no se presta es porque no hay demanda solvente y en parte es cierto. Con tasas de paro astronómicas y un sector privado tan apalancado, es cierto que cuesta lanzarse a la piscina. Pero dicho ésto, casos como el de Eduard Sentís nos demuestran que sí que existen nichos de demanda solvente. En paralelo, si a una empresa endeudada a largo plazo, le quitas la financiación a corto para su ciclo productivo, o se la niegas por sistema, como pasa habitualmente en estos tiempos que corren, termina resultando que dicha compañía no puede pagar sus préstamos a largo. Lo que está pasando con las pólizas de crédito o los anticipos de facturas es algo inaudito.

El problema es que con la excusa de la demanda solvente, los bancos toleran que la situación se siga deteriorando, de tal forma que la demanda solvente es cada vez menor y, por lo tanto, la propensión de los bancos a prestar también. O se le pone freno, o se entra en un círculo vicioso de difícil solución.

4) Las garantías suficientes o la esquizofrenia financiera: Ahora resulta que para que te concedan un préstamo te piden unas garantías "suficientes" con independencia de lo bueno o malo que sea el proyecto. El problema es que estamos llegando a unos niveles tan disparatados, que realmente los bancos están dando un no de facto pero con la sonrisa en la boca. Esto es un absurdo, porque el principal problema que ha tenido la banca en nuestro país es la cantidad de garantías vinculadas al ladrillo que se ha comido y que no ha podido liquidar. Lo importante no es la garantía, sino la solvencia del proyecto.

5) Un precio disparatado: La prima de Riesgo. Las pocas veces que los bancos finalmente te dan el OK a una solicitud de financiación lo hacen a unos precios de auténtica locura. La causa estriba en buena medida en nuestra prima de riesgo. A nuestros bancos les cuesta financiarse más allá de lo normal y ellos trasladan ese sobre coste al mercado. Lo que es absurdo es que a una empresa solvente española le cueste más financiarse que a otra alemana por el mero hecho de estar en nuestro país. Hoy en día se firman diferenciales Euribor + 5 ó Euribor + 6 para las empresas, los cuales son inasumibles. En 2 ó 3 puntos básicos puede residir el éxito o el fracaso de un proyecto.

6) El Déficit Público: El dinero que hay es el que es. Si el estado necesita endeudarse para sufragar su déficit, en el fondo está detrayendo recursos del sistema. El problema añadido es que, cuando un banco presta a una empresa, dicho crédito consume recursos propios del banco, pero cuando lo hace a un estado, no. De esta forma, cuando una entidad le presta dinero a una empresa, compromete (un poco) sus exigencias de capital, pero no es así cuando lo hace con un país. El incentivo de prestar a una compañía, por lo tanto, es mucho menor.

Lo que resulta kafkiano es que encima haya banqueros que se jacten de lo bueno y rentable que es que ese dinero que el BCE prestó a nuestras entidades al 1%, éstas lo inviertan en bonos del estado para obtener un 5%, con el impacto que dichos intereses tienen sobre los servicios públicos y los famosos recortes que estamos sufriendo .

A lal uz de estas cosas, uno entiende mejor lo de Alfredo Sáez, por ejemplo. Amor con amor se paga. O al menos eso dicen. Los bancos han salvado permanentemente a nuestros gobiernos con la connivencia de Bruselas y el coste de oportunidad lo han sufrido PYMES y familias con el incremento del paro, de las insolvencias y los concursos de acreedores.

7) El ICO y la cuestión del Riesgo: Me hace gracia cuando nuestros políticos hablan de las dotaciones que dicen haber hecho al ICO para que preste dinero a las empresas. El ICO realmente funciona bien, pero ese dinero no termina llegando a las PYMES en condiciones. En primer lugar, porque el precio se ha vuelto disparatado por lo explicado en el punto 5. Pero sobre todo, porque los bancos no quieren asumir el riesgo de la operación. Hace unos años se sacaron unas líneas de riesgo compartido entre el estado y las entidades financieras que hoy no sé si siguen vigentes, pero que sin duda marcan un poco el camino a seguir para que los préstamos ICO realmente cumplan con su función.

8) ¿Pueden hacer algo los gobiernos? Sin lugar a dudas. En primer lugar, relajando un poco los criterios de capital exigidos, de tal forma que la banca tenga que inmovilizar menos recursos. En segundo lugar, obligando a la banca nacionalizada a prestar, e incluso a los que vayan al BCE a financiarse, en una parte también. Pero los pasos más importantes que se han de dar tienen que ir en dirección a una unión bancaria europea, de tal forma que se analicen los proyectos y no tanto el riesgo país.

Se debe fomentar también una dilución del riesgo en las líneas ICO e incluso, si se puede, y tal y como se ha apuntado estas semanas en algunos medios, buscar mecanismos por los que el BCE compre créditos a los bancos de PYMES fundamentalmente de tal forma que se mejoren también los balances (y ratios de fondos propios) de los bancos.

En paralelo, se deben fomentar otras formas de financiación en las que puedan intervenir entidades no bancarias, así como establecer procesos de tutelaje para que aquellos emprendedores con buenas ideas pero sin conocimientos puramente empresariales, puedan encontrar el dinero necesario para que puedan llevar a cabo sus ideas.

Así pues, entre unas cosas y otras, nuestros bancos siguen con la ventanilla bajada y sin prestar un euro a nadie. Creo que a nadie se le escapa que ahora mismo sobra capacidad en prácticamente todas las industrias, por lo que su miedo a conceder créditos en determinados sectores puede llegar a entenderse, pero el que sigan siendo incapaces de financiar parte de la actividad comercial de una empresa es algo que no se entiende por cuanto supone tirar piedras contra su propio tejado a medio plazo. Vivimos en un estado de esquizofrenia financiera y mientras eso siga siendo así nuestros bancos, por encima de todo lo demás, seguirán sin hacer bien su función más elemental: comprar y vender dinero. Simple y llanamente.



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