Empresas - Tengo Dos Noticias, las Dos Buenas...
Sobre la Responsabilidad Social de los Medios de Comunicación
A principios de los años 90, cuando la anterior crisis nos hacía alcanzar tasas de paro históricas, recuerdo que en España se contaba un chiste. Uno en el que a Felipe González se le aparecía Dios y le decía que en dos días el mundo se acababa. El ex presidente del gobierno, nada más terminar su conversación con Dios, convocaba una rueda de prensa multitudinaria en la que se iba a dirigir a la nación. En un gesto serio y solemne, Felipe González decía: "Españoles, tengo dos noticias. Las dos buenas. La primera que Dios existe y me ha hablado. Y la segunda, la más importante. En 48 horas se termina el problema del Paro".
Cuento el chascarrillo porque ayer, mientras venía a la playa de Gandía a pasar unos días de descanso con mi familia, se me ocurrió poner la radio para ver qué había pasado en el mundo. Concretamente comenzaba Hora 25 en la Cadena Ser. El locutor no era Javier Casal, el periodista que habitualmente escucho en Madrid, lo que me hace pensar que tal vez estaba escuchando alguna desconexión local. En fin, no lo puedo asegurar, pero tampoco varía mucho la historia que os quiero relatar.
En un momento dado del programa, el periodista se crece y comenta lo siguiente: Por fin la crisis nos deja una buena noticia. Han bajado los accidentes laborales, sobre todo en el sector de la construcción. La noticia, tal cual se contaba, sin más información o datos explicativos adicionales, era muy buena. Sin embargo, el locutor sigue hablando y da paso a un representante de Comisiones Obreras. El descenso es real, sí, pero las causas no tienen desperdicio: No es que se haya mejorado la seguridad, que nadie se lleve a engaños...El principal motivo que explica la bajada es... ¡que ha bajado el número de obras!
Acto seguido, justo la siguiente noticia del informativo, trata del número de empresas activas en España, el cual ha bajado por primera vez desde hace 15 años. El sector más afectado ha sido, "curiosamente", el de la construcción, el cual ha visto cómo desaparecían el 10% de las compañías del mismo.
Está claro que hay que dar optimismo a la economía, ya que es el primer requisito para recuperar la confianza en la misma. Es cierto que las cosas no son blancas o negras, sino que hay matices, y que la verdad puede ser vista desde determinados puntos de vista. No se debe ser tan ingenuo para obviar que detrás de los grandes medios de comunicación hay grandes intereses empresariales y que ello implica seguir una determinada línea editorial. Tampoco se puede obviar que el analista político difícilmente podrá ser 100% objetivo, porque tendrá unas creencias, ideas y valores que defender. Todo eso es comprensible. Ahora bien, lo de rizar el rizo como ayer, me ha recordado al chiste de la entrada. Efectivamente, el que no se consuela es porque no quiere.
Sabéis que en este blog se trata de fomentar la responsabilidad social corporativa de las empresas, que se ha dicho por activa y por pasiva que la primera responsabilidad es la económica, la cual sin duda pasa por hacer las cosas bien, y creo que dicha exigencia debe ser trasladable a los medios de comunicación. La primera responsabilidad del periodista, por lo tanto, es la de de informar de la mejor manera posible no faltando a la verdad, o al menos, no vistiéndola de lo que no es. Los medios de comunicación tienen que ser conscientes de que con su manera de contar las cosas predisponen al oyente, lector o televidente en un sentido u otro.
Al igual que tenemos derecho a que el producto que compremos de un buen resultado, que el servicio que nos presten sea coherente con el precio pagado, y al igual que tenemos derecho a exigir las hojas de reclamaciones cuando algo no es de recibo, deberíamos rebelarnos como espectadores ante aquellos medios que nos tratan como borregos y piensan que nos podemos tragar todo lo que nos cuentan. Ayer fue la Ser, pero hoy será la COPE, el ABC o La Razón. No quiero que nadie me entienda mal.
Ahora bien, puede que yo esté equivocado y que esté exagerando. Puede ser que el locutor en cuestión, con su mejor intención, haya hecho buena la definición de Tip y Coll sobre el optimista. Para el genial dúo humorístico éste no era sino "un pesimista mal informado". Lo que ocurre es que un periodista no puede permitirse lo segundo.
A principios de los años 90, cuando la anterior crisis nos hacía alcanzar tasas de paro históricas, recuerdo que en España se contaba un chiste. Uno en el que a Felipe González se le aparecía Dios y le decía que en dos días el mundo se acababa. El ex presidente del gobierno, nada más terminar su conversación con Dios, convocaba una rueda de prensa multitudinaria en la que se iba a dirigir a la nación. En un gesto serio y solemne, Felipe González decía: "Españoles, tengo dos noticias. Las dos buenas. La primera que Dios existe y me ha hablado. Y la segunda, la más importante. En 48 horas se termina el problema del Paro".
Cuento el chascarrillo porque ayer, mientras venía a la playa de Gandía a pasar unos días de descanso con mi familia, se me ocurrió poner la radio para ver qué había pasado en el mundo. Concretamente comenzaba Hora 25 en la Cadena Ser. El locutor no era Javier Casal, el periodista que habitualmente escucho en Madrid, lo que me hace pensar que tal vez estaba escuchando alguna desconexión local. En fin, no lo puedo asegurar, pero tampoco varía mucho la historia que os quiero relatar.
En un momento dado del programa, el periodista se crece y comenta lo siguiente: Por fin la crisis nos deja una buena noticia. Han bajado los accidentes laborales, sobre todo en el sector de la construcción. La noticia, tal cual se contaba, sin más información o datos explicativos adicionales, era muy buena. Sin embargo, el locutor sigue hablando y da paso a un representante de Comisiones Obreras. El descenso es real, sí, pero las causas no tienen desperdicio: No es que se haya mejorado la seguridad, que nadie se lleve a engaños...El principal motivo que explica la bajada es... ¡que ha bajado el número de obras!
Acto seguido, justo la siguiente noticia del informativo, trata del número de empresas activas en España, el cual ha bajado por primera vez desde hace 15 años. El sector más afectado ha sido, "curiosamente", el de la construcción, el cual ha visto cómo desaparecían el 10% de las compañías del mismo.
Está claro que hay que dar optimismo a la economía, ya que es el primer requisito para recuperar la confianza en la misma. Es cierto que las cosas no son blancas o negras, sino que hay matices, y que la verdad puede ser vista desde determinados puntos de vista. No se debe ser tan ingenuo para obviar que detrás de los grandes medios de comunicación hay grandes intereses empresariales y que ello implica seguir una determinada línea editorial. Tampoco se puede obviar que el analista político difícilmente podrá ser 100% objetivo, porque tendrá unas creencias, ideas y valores que defender. Todo eso es comprensible. Ahora bien, lo de rizar el rizo como ayer, me ha recordado al chiste de la entrada. Efectivamente, el que no se consuela es porque no quiere.
Sabéis que en este blog se trata de fomentar la responsabilidad social corporativa de las empresas, que se ha dicho por activa y por pasiva que la primera responsabilidad es la económica, la cual sin duda pasa por hacer las cosas bien, y creo que dicha exigencia debe ser trasladable a los medios de comunicación. La primera responsabilidad del periodista, por lo tanto, es la de de informar de la mejor manera posible no faltando a la verdad, o al menos, no vistiéndola de lo que no es. Los medios de comunicación tienen que ser conscientes de que con su manera de contar las cosas predisponen al oyente, lector o televidente en un sentido u otro.
Al igual que tenemos derecho a que el producto que compremos de un buen resultado, que el servicio que nos presten sea coherente con el precio pagado, y al igual que tenemos derecho a exigir las hojas de reclamaciones cuando algo no es de recibo, deberíamos rebelarnos como espectadores ante aquellos medios que nos tratan como borregos y piensan que nos podemos tragar todo lo que nos cuentan. Ayer fue la Ser, pero hoy será la COPE, el ABC o La Razón. No quiero que nadie me entienda mal.
Ahora bien, puede que yo esté equivocado y que esté exagerando. Puede ser que el locutor en cuestión, con su mejor intención, haya hecho buena la definición de Tip y Coll sobre el optimista. Para el genial dúo humorístico éste no era sino "un pesimista mal informado". Lo que ocurre es que un periodista no puede permitirse lo segundo.
Comentarios
Efectivamente, hay que tomarse la vida con sentido del humor.
Un fuerte abrazo
me parece que has escogido un tema importante, Fernando, y lo has tratado bien. Hay veces que cuando oigo la SER (muy a menudo, créeme) soy capaz de olvidarme incluso de las creencias del locutor y los intereses del grupo en que trabaja...y echo de menos el más simple sentido común!! No quiero ser mal pensado, Javier Casal, pero seguro que de haberlo pensado dos veces, no hubieras dado así esa buena noticia de que han bajado los accidentes de trabajo.
Siempre me he preguntado cuáles son los determinantes de una prensa seria y por qué los mecanismos de reputación en este país son diferentes a otros de nuestro entorno. Vale, está Italia. Pero ahí están, en el otro extremo, la BBC, la CNN, el NYT, el New Yorker o el FT. Aquí La Razón regala casas de muñecas, El País libros de cómo hacer un risotto resultón y así sucesivamente. Demasiados esfuerzos en la periferia acaban por desprestigiar lo principal, el cuidado con la información, la priorización, y el alejamiento del amarillismo. Se me ocurren dos causas de por qué se ha disuelto el mecanismo de la reputación de los informadores en España. Uno, este país se ha caracterizado siempre por una incapacidad de demandar cosas bien hechas y criticar a quien lo incumple; creo que no sea tanto una cuestión de educación sino de ausente autocrítica y muy poco refinamiento. Y dos, quizá la prensa en España compite en un mercado demasiado oligopolístico, donde para los dos periódicos fuertes (o cadenas de radio) es más difícil perder lectores que para un periódico que nace, con la particularidad de que quizá han pasado de sostenerse con la reputación a sostenerse (cada vez más) con las innumerables promociones con las que nos atiborran.
Qué opináis?
Por último, respecto de recibir siempre noticias buenas del gobierno. Creo que nunca perdonaré a este gobierno los meses en que nos estuvo dorando la píldora con que no llegaba la crisis y conque el sistema financiero resistiría el embate. Se han perdido meses preciosos. Y claro, el presidente no está tocado por la estrella como Mr. Obama, que es una especie de félix el gato (o como decía ayer el interesantísimo artículo de Niall Ferguson en Financial Times: "Félix de Prez"). Aquél que confíe en la política para enderezar y mejorar las cosas, que saborée un post bien interesante de Jeff Frankel sobre los primeros 200 días de Obama en el ámbito económico: http://content.ksg.harvard.edu/blog/jeff_frankels_weblog/2009/08/05/an-evaluation-of-the-first-200-days-of-obama-economics/
Saludos
El tema que planteas es sumamente interesante. A mi se me ocurren varias ideas al respecto, pero quiero recalcar que son a título personal.
Una de ellas es cómo se da la carrera de periodismo en las Universidades españolas. A menudo, la gente que escribe o habla de determinados temas, no es experta en los mismos, y acaba diciendo "sinsentidos". Es más fácil coger a un economista y enseñarle a escribir para que ejerza de periodista económico, que coger a un periodista, darle unas nociones de economía y lanzarle a opinar sobre ésta. Y no sólo pasa con la economía: basta con echar un vistazo a la política, a las noticias relacionadas con el derecho o la ciencia, por ejemplo. Yo creo que la carrera de periodismo debería ser un segundo ciclo de otra carrera más fuerte.
Otra idea es la falta de madurez democrática. Hay medios que son afines al PP, otros al PSOE y parece que les van a apoyar hasta el final de los tiempos pase lo que pase. Pesan más los intereses empresariales que la capacidad de crítica, lo que redunda en una asimetría, cuanto menos sorprendente, en lo que a la bara de medir a unos y otros se refiere dependiendo del medio.
Por último, y esta es una idea que suscribo de Maru, otra bloguera asidua a los comentarios de esta página, hemos pasado de medios de comunicación a grandes empresas de comunicación. El matiz es importante, porque se pasa de tener que informar a tener que vender información, con todo lo que ello conlleva (público objetivo, satisfacer al lector, etc.).
Como te digo, son opiniones personales mías totalmente rebatibles.
En cuanto a lo que decías de Zapatero, estoy de acuerdo contigo aunque con algún matiz. Yo creo que en las elecciones de marzo del 2008 todos vislumbrábamos una recesión a corto / medio plazo, pero que iba a venir derivada del alza incontenible del precio del petróleo. No pensábamos, pese a que ya había señales, que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria iba a ser tan grande y traumática.
Dicho ésto, sí que suscribo plenamente que teniendo una economía con una baja productividad e intensiva en mano de obra, decir que España estaba en la Champions League de la Economía fue una irresponsabilidad, y se pospusieron medidas que nos hubieran ahorrado muchos disgustos. El otro día decía Tony Blair en una entrevista en el XL Semanal (suplemento que entregan con el ABC los domingos) lo siguiente:
"Antes o después hay que enfrentarse a las grandes decisiones. Y siempre son decisiones controvertidas y difíciles. A los dos años de nuestra victoria electoral, dije en un discurso: ya es hora de que seamos impopulares. Si te limitas a navegar con el viento, no gobiernas. Sólo intentas mantenerte en el poder".
Lo suscribo plenamente.
Saludos