Sociedad - Sobre Nuestro Sistema Educativo
Algunas Reflexiones
Mientras la semana pasada se debatía en los medios acerca de la propuesta de Esperanza Aguirre que trata de equiparar la figura del profesor dentro del aula a la de la autoridad pública, la OCDE hacía público un estudio acerca del nivel eductativo de los países miembros de dicho organismo. A la luz de los mismos, España salía de todo menos bien parada.
Según el informe de la OCDE, el 49% de la población Española no tiene más estudios que los obligatorios (habiendo un 22% que tan solo tiene la educación primaria). Este dato equivale a decir que tan solo el 51% de los españoles tienen una formación superior a la enseñanza secundaria actual. Si nos comparamos con el resto de países de la OCDE, las cifras son sangrantes. En la República Checa el 91% de los estudiantes tienen formación post obligatoria, en EEUU dicho porcentaje es del 88%, en Canadá el 87%, al igual que en Eslovaquia. Si nos comparamos con algunos de nuestros vecinos más cercanos de la UE, Alemania posee un 84% de alumnos con enseñanza post obligatoria, Francia un 69%, Reino Unido un 68%, al igual que Irlanda. Grecia, por su parte, tiene un 60% e Italia un triste, pero a la vez superior, 52%. Tan sólo México, con un 33%, Turquía, con un 29% y Portugal, con un 27%, obtienen en el estudio peores resultados que nosotros.
Es cierto, no obstante, que la tendencia es positiva, ya que en 1997 el porcentaje de la población Española que no tenía más estudios que los obligatorios era del 69%, aunque estemos lejos de lo que deberíamos estar si de lo que se trata, como han apuntado nuestros políticos, es de cambiar el modelo productivo. Otro aspecto positivo del informe es que en nuestro país un 39% de las personas entre 25 y 34 años tiene estudios superiores (FP de grado superior o Universitarios), lo cual nos coloca en posiciones razonables frente al resto de países de la OCDE.
Sin embargo, aunque el párrafo anterior nos pueda llevar a pensar que algo está cambiando en nuestro sistema educativo, conviene no lanzar las campanas al vuelo. En España las tasas actuales de abandono escolar siguen estando por encima del 30%, lo cual es un mundo si nos comparamos con otros países de la OCDE, y tan solo el 22% de los españoles ha completado el bachillerato o FP de grado medio frente al 42% de media del resto de países de la OCDE.
Todos estos datos no son casuales. Si analizamos las partidas destinadas a la educación en España y los contrastamos con el resto de miembros de la OCDE, veremos como somos el tercer país comenzando por la cola en cuanto a inversión en educación se refiere, con un exiguo 4,3% del PIB frente al 5,2% de media del resto de países de la Organización.
Así pues, como bien dice el refranero español, obras son amores y no buenas razones. A nuestros políticos se les ha llenado la boca hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo como remedio sostenible a nuestra economía y sin embargo, tal y como se apuntaba también hace unos días en prensa, han sido incapaces de llegar a ningún acuerdo en una materia imprescindible, como es la educación, para afrontar este cambio. Mientras no entendamos que la misma requiere un gran pacto como el de las pensiones, llevamos mal camino, porque nuestro sistema productivo se ha fomentado sobre mano de obra poco cualificada a la cual va a resultar difícil encontrar acomodo en los próximos años precisamente por ese déficit de formación.
Educar no es adoctrinar y deberían existir unos mínimos en los que nuestros políticos obviasen sus diferencias y fueran capaces de ponerse de acuerdo en pos del interés común. Lo que ocurre es que en política éste es a menudo el menos común de los intereses. O al menos el que menos réditos políticos deja. Desgraciadamente.
Según el informe de la OCDE, el 49% de la población Española no tiene más estudios que los obligatorios (habiendo un 22% que tan solo tiene la educación primaria). Este dato equivale a decir que tan solo el 51% de los españoles tienen una formación superior a la enseñanza secundaria actual. Si nos comparamos con el resto de países de la OCDE, las cifras son sangrantes. En la República Checa el 91% de los estudiantes tienen formación post obligatoria, en EEUU dicho porcentaje es del 88%, en Canadá el 87%, al igual que en Eslovaquia. Si nos comparamos con algunos de nuestros vecinos más cercanos de la UE, Alemania posee un 84% de alumnos con enseñanza post obligatoria, Francia un 69%, Reino Unido un 68%, al igual que Irlanda. Grecia, por su parte, tiene un 60% e Italia un triste, pero a la vez superior, 52%. Tan sólo México, con un 33%, Turquía, con un 29% y Portugal, con un 27%, obtienen en el estudio peores resultados que nosotros.
Es cierto, no obstante, que la tendencia es positiva, ya que en 1997 el porcentaje de la población Española que no tenía más estudios que los obligatorios era del 69%, aunque estemos lejos de lo que deberíamos estar si de lo que se trata, como han apuntado nuestros políticos, es de cambiar el modelo productivo. Otro aspecto positivo del informe es que en nuestro país un 39% de las personas entre 25 y 34 años tiene estudios superiores (FP de grado superior o Universitarios), lo cual nos coloca en posiciones razonables frente al resto de países de la OCDE.
Sin embargo, aunque el párrafo anterior nos pueda llevar a pensar que algo está cambiando en nuestro sistema educativo, conviene no lanzar las campanas al vuelo. En España las tasas actuales de abandono escolar siguen estando por encima del 30%, lo cual es un mundo si nos comparamos con otros países de la OCDE, y tan solo el 22% de los españoles ha completado el bachillerato o FP de grado medio frente al 42% de media del resto de países de la OCDE.
Todos estos datos no son casuales. Si analizamos las partidas destinadas a la educación en España y los contrastamos con el resto de miembros de la OCDE, veremos como somos el tercer país comenzando por la cola en cuanto a inversión en educación se refiere, con un exiguo 4,3% del PIB frente al 5,2% de media del resto de países de la Organización.
Así pues, como bien dice el refranero español, obras son amores y no buenas razones. A nuestros políticos se les ha llenado la boca hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo como remedio sostenible a nuestra economía y sin embargo, tal y como se apuntaba también hace unos días en prensa, han sido incapaces de llegar a ningún acuerdo en una materia imprescindible, como es la educación, para afrontar este cambio. Mientras no entendamos que la misma requiere un gran pacto como el de las pensiones, llevamos mal camino, porque nuestro sistema productivo se ha fomentado sobre mano de obra poco cualificada a la cual va a resultar difícil encontrar acomodo en los próximos años precisamente por ese déficit de formación.
Educar no es adoctrinar y deberían existir unos mínimos en los que nuestros políticos obviasen sus diferencias y fueran capaces de ponerse de acuerdo en pos del interés común. Lo que ocurre es que en política éste es a menudo el menos común de los intereses. O al menos el que menos réditos políticos deja. Desgraciadamente.
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