Economía - España: Una tormenta perfecta (2)

Segunda Parte

Bueno, pues lo prometido es deuda, así que hoy sigo con la segunda parte sobre la tormenta perfecta que se ha generado sobre nuestro país y cuya virulencia seguimos sufriendo. En el capítulo de hoy se tocará la crisis en sí, el problema de la deuda pública y terminaremos con algunas reflexiones y preguntas abiertas.

4) La Crisis 2008 - ?: El primer punto importante es el de la crisis financiera internacional, muy relacionado con la crisis inmobiliaria que tuvo lugar en los EEUU y la especulación del sector bursátil. Por centrar un poco el tema y no irme por las ramas, comenzaré con el incremento sostenido del precio de las viviendas en el país norteamericano durante una década. Durante aquellos años, apoyados por importantes innovaciones financieras y cierta relajación legislativa, se concedieron hipotecas a personas de dudosa solvencia a tenor de sus patrimonios, empleos, etc. El fundamento que subyacía para que los bancos actuasen fue su creencia de que los precios de las viviendas nunca bajarían, de tal forma que si un tomador resultaba fallido, el aumento del precio de la vivienda podría compensar dicha pérdida. El riesgo, además, se había diversificado y enviado a los mercados financieros de todo el mundo bajo complejos productos apoyados en modelos matemáticos que a priori parecían infalibles.

Ocurrió que en el año 2007 los precios de las viviendas comenzaron a caer en los EEUU mientras que el tipo de interés de las hipotecas subprime comenzó a incrementarse. Como consecuencia el ratio de default se disparó y el valor de los derivados financieros vinculados al sector inmobiliario se hundió, metiendo en un grave problema de solvencia a buena parte del sector financiero estadounidense.

La complejidad de los derivados financieros y la previsión de una escasez de liquidez mundial, hizo que el pánico se apoderase de los mercados y que los bancos fueran reacios a prestarse dineros unos a otros. La integración mundial de los mercados hizo el resto y convirtió el problema en mundial e incluso bancos que no habían participado en la juerga americana, se vieron afectados por el terremoto. Además, la caída de la demanda agregada de los EEUU como consecuencia de la crisis, deterioró el crecimiento de las exportaciones del resto del mundo, lo cual agravó el problema.

En España, era realmente cierto que nuestros bancos no habían participado en la fiesta de las subprime (en parte por la legislación que impuso el Banco de España), pero al haberse expuesto de tal manera al sector financiero internacional, vieron como sus fuentes de ingresos se secaban y acto seguido comenzaron a tener problemas. Ello les obligó a comenzar una campañar de retirada salvaje de riesgos en empresas y familias, las cuales, por su parte, estaban viviendo muy por encima de sus posiblidades al estar sobre endeudadas (en cuanto desapareció la deuda, sufrieron una especie de síndrome de abstinencia del que muchas aún no se han recuperado). De esta forma, la crisis financiera pasó a ser económica.

Como no podía ser de otra forma otro punto importante a tratar es el del colapso del sector de la construcción en España. Ya en el 2007 existía una percepción generalizada de que los precios de las viviendas no se correspondían con el valor intrínseco de las casas, lo cual comenzó a frenar la demanda de forma paulatina. El problema, además, se agravó con el hecho cierto y objetivo de que las empresas del sector, durante el período de expansión, habían construido más viviendas de las necesarias. Algunas fuentes apuntan que hasta el doble. Lo que pasó después es obvio. Se generó un stock de viviendas nuevas desocupadas (cerca de 1.000.000) bastante similar al número de viviendas vacías de segunda mano ya existentes y se inició un proceso contrario al de los años del boom. Las expectativas se volvieron más pesimistas y el consumo se hizo más débil. Las inversiones en bienes duraderos cayeron en picado

En España, las cosas rápidamente fueron a peor. Por un lado, el enorme déficit comercial no dismunuyó durante el 2008 pese a la debilidad de la demanda. Por otro, el turismo cayó un 8%, lo cual impactó muy seriamente en la capacidad de nuestro país de obtener ingresos de ciudadanos extranjeros. Las entidades financieras españolas, tal y como se ha indicado con anterioridad, no participaron en la juerga de las subprime, pero buena parte del dinero que financió nuestra particular fiesta, vino de fuera, principalmente de la banca europea. Con ésta afectada por activos tóxicos y por una crisis de confianza sin precedentes, nuestros bancos y cajas comenzaron a sufrir la escasez de liquidez del mercado. Aunque hubo entidades como el Banco Santander que aprovecharon para salir de compras, la realidad de la mayoría de las pequeñas entidades financieras se volvió límite en cuanto el colapso del sector inmobiliario de nuestro país se sumó al caos internacional, lo cual hizo necesario una reordenación del sector bancario en la que todavía estamos.

Aunque es cierto que el ratio de default de las hipotecas otorgadas alcanzó el 3% en el mes de septiembre del 2009, el resto de ratios de nuestro sistema financiero no eran malos. Más bien al contrario. Es cierto que hay mucha heteorgeneidad, pero objetivamente, la banca española estaba como mínimo igual que el resto de bancos europeos (veremos qué dicen los test de estrés el día 23). Pese a que existen estudios que avalan el que nuestro sistema financiero podría aguantar una cascada de fallidos de empresas de la construcción (veremos cuando acabe la carencia de principal y en algunos casos hasta de intereses), los datos muestran que desde el año 2006 la concesión de créditos se ha contraído en nuestra economía. Los bancos se defienden argumentando que no han cambiado sus criterios, sino que es la economía y la situación general la que lo ha hecho y que por ello ahora el crédito fluye con menos alegría.

Por último está el problema del paro. Derivado de todos los problemas descritos hasta la fecha, y principal lastre de nuestra economía por su efecto sobre el déficit público, el consumo, los fallidos de las hipotecas, la no venta del stock de viviendas y la desconfianza en nuestra economía. Que España es un país que crea y destruye empleo con una facilidad pasmosa, es una realidad, como también que es el fiel reflejo de que ninguna de las reformas laborales ha arreglado los principales males de dicho mercado.

5) El Problema Fiscal y las Consecuencias para la UE: La primera respuesta de todos los gobiernos mundiales ante la crisis fue una política fiscal expansiva. En el caso concreto de Europa, los gobiernos de la UE iniciaron una expansión sin precedentes del gasto público para tratar de reactivar la economía y evitar males mayores. Para financiar ese aumento del gasto público, los países acudieron en su mayoría a la emisión de deuda. La gran mayoría de esa deuda fue suscrita por las entidades financieras de todo el mundo, las cuales veían con buenos ojos la rentabilidad ofrecida por estos activos. Se dio el caso curioso de que en el seno de la UE, el Banco Central Europeo, inyectó liquidez a los mercados al módico precio del 1%, la cual se empleó, no para financiar a empresas y familias, sino para invertir en bonos del estado. Hubo banqueros que incluso se jactaron de lo buena solución que era en estos tiempos.

Todo ello derivó en un incremento brutal del déficit público en un tiempo record. El reconocimiento por parte del gobierno griego de la falsificación de las cuentas públicas por parte de sus predecesores en el cargo, desató de nuevo el pánico en los mercados financieros internacionales al ponerse en duda la capacidad del país Heleno para pagar su deuda. Dicha interrogante se trasladó también a otros países de la UE, entre los que se encontraba España. ¿Sería nuestro país capaz de pagar su deuda pública?

Aunque es cierto que España no es Grecia, existen algunos datos para la alarma. Por un lado,
el desempleo lleva rondando el 20% desde el último trimestre del pasado 2009. España, además, es la única economía de las importantes dentro de la UE para la que se espera un crecimiento económico negativo este 2010, con algún viso de recuperación (débil) a partir del 2011. Ello hace preveer que será difícil que nuestro país sea capaz de ingresar más vía impuestos y que su capacidad para no declararse en quiebra va a depender más de la capacidad de ahorro del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que de la recaudación tributaria.

Todo ello ha obligado a nuestro gobierno a quitar muchas de las medidas de carácter social que se habían ido introduciendo durante los últimos años, además de anunciar un recorte de los salarios públicos y una subida de impuestos que va a afectar (y ya afecta) al IVA, pero también a la electricidad, depósitos bancarios o billetes de tren entre otros. Además, el debate sobre la reestructuración de las pensiones y la edad de jubilación está sobre la mesa.Como también hay una propuesta de reforma del mercado laboral que no termina de concretarse y que amenaza con cercenar nuestras posibilidades de recuperación.

La importancia de la reforma laboral, no lo es exclusivamente porque se deba flexibilizar el mismo, sino también por las perspectivas de los inversores de fuera. Aunque es cierto, como ya se ha indicado, que España no es ni Grecia ni Portugal, la realidad es que la preocupación sobre nuestro país está justificada, porque nuestra economía es 4 veces más grande que la griega y nuestro potencial desestabilizador, por lo tanto, mucho mayor.

Buena parte del problema viene dado por la ausencia de una política fiscal común para toda la UE y todo ello ha terminado derivando en un intenso e interesante debate sobre el futuro del Euro. En ese sentido son muchas las voces que apuntan que la apuesta por la moneda única requerirá un esfuerzo colectivo en algunos países, entre ellos España, que está por ver que se puedan soportar. Desde los EEUU, hablan de lo bien que le hubiera venido a nuestro país tener ahora la peseta, pero desde Alemania también hay voces que nos dicen que ellos ya se "comieron" un país en quiebra (Alemania Oriental) y que lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar y ser más productivos para ser más competitivos. ¿Tendría razón Keynes cuando afirmaba que los pueblos difícilmente toleran los fallos de los mercados corregidos, de forma bastante dura, por los propios mercados?

6) Algunas reflexiones y preguntas: Bueno, pues a nosotros en el curso nos tocó "jugar" a ser presidentes del gobierno, a señalar problemas, analizarlos y plantear soluciones. Yo os aporto algunos pensamientos de mi cosecha.

Respecto al asunto de la productividad: Me parece clave pero actuar sobre el mismo requerirá abordar el problema desde múltiples ámbitos. Por un lado desde la educación. Se ha de invertir mucho más en ella, estableciendo un sistema que ya desde niños premie el esfuerzo y provea de más medios a los alumnos en todos los niveles. Por otro, creo que se hace necesaria una revisión del actual sistema de negociación colectiva y que en los convenios, incluso, a la hora de fijarse salarios, una buena parte de los mismos se convirtiera en variable. Por último, creo que sería oportuno replantearse el estado de la competencia en determinados sectores.

Respecto al tema del paro, como ya apunté por aquí, creo que es necesario una reforma que, por un lado, elimine la dualidad del mercado laboral actual. Por otro, que penalice al empresario que se aprovecha de la precariedad del actual sistema laboral, pero también que objetivar el despido no sea tan complicado y que el carácter tuitivo de la ley no lo sea tanto. O al menos que lo sea cuando deba serlo, no por sistema. Hoy en día, el que un directivo firme un derivado que le cueste a la empresa 2.000.000 euros, no es causa de despido. Que baje Dios y lo vea.

El sector financiero y el inmobiliario, me temo, se tienen que purgar aún más. Las casas no han bajado todo lo que deberían y son dos sectores que lo van a seguir pasando mal. Aún así, la recuperación sólo vendrá con ellos de la mano. Y en cuanto al Euro, creo que supone el reto más bonito para nuestra economía. Si hasta hemos ganado un Mundial, ¿por qué no podemos ser un ejemplo de competitividad y productividad?

Así pues, os he dejado algunas ideas, pero me temo que las preguntas que quedan en el aire son obvias: ¿Cómo podemos salir de esta crisis? ¿Tenemos oportunidades para dinamizar nuestra economía y hacerla mucho más competitiva? ¿Cómo reformar el mercado laboral? ¿Hacia dónde se encamina España en el seno de la UE? ¿Tiene futuro el Euro? ¿Es sostenible el llamado estado de bienestar tal y como lo conocemos? En definitiva, y como postulaba el profesor Comín: Can the House resist the storm?

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