Reinventando El Disparadero

Dando la Vuelta a mi Mundo




Pues casi como quién no quiere la cosa, han pasado 76 días desde mi última entrada en el Disparadero. Casi tantos como lo que tardó Phileas Fogg en dar la vuelta al mundo en el memorable libro de Julio Verne. Aunque los más cercanos sabéis que en este tiempo he tenido unos cuantos viajes, lo cierto es que lo que ha ocupado mis escasos tiempos libres, horas de avión y aeropuertos ha sido el final de mi tesis, la cual ya está entregada y lista para ser defendida en unas semanas. Así que dedos cruzados y último esfuerzo, ahora ya de verdad. Alea jacta est, que dirían los romanos.

Pero lo de Phileas Fogg no lo traía por casualidad. Como explicaba, no he dado la vuelta al mundo en sentido literal, pero sí tal vez de forma figurada. Haber finalizado este camino en forma de tesis me ha dejado vacío, exhausto. Dicen compañeros míos de doctorado que ya han pasado por esto que el verdadero bajón viene después, pero qué queréis que os diga, durante un tiempo he estado seco, y he optado por coger también un poco de distancia con el blog aún cuando reconozca, como decía antes, que tiempo precisamente no me ha sobrado. No sabía sobre qué escribir, sobre qué reflexionar, qué explicar, qué contar. He dado una particular vuelta a mi mundo en este tiempo, en el que además me han ocurrido muchas cosas. Tal vez se me había olvidado, y ya van dos veces, que la vida tiene estas idas y venidas. Que nos pasamos el tiempo planificando y a veces nos olvidamos del presente, del día a día. Es una frase muy manida, pero es que John Lennon era muy grande: la vida es aquello que pasa mientras estamos haciendo ocupados haciendo otros planes. Qué gran verdad. Empecé el verano con unas ilusiones y lo he terminado con la sensación de haber vuelto a la casilla de salida, obviando que la experiencia nunca es en balde y que todo lo que nos ocurre es parte del proceso de aprendizaje. He necesitado, tal vez, rematar la tesis para coger la perspectiva suficiente para recordarlo y asimilarlo. Pero aquí estamos, fuerte, de vuelta y con ganas de contar muchas, muchas cosas. Poco a poco y tal vez de una manera diferente. Seguro que la vida me irá guiando.

Cuando comencé mi doctorado hace ya unos años, creía que iniciaba un camino de crecimiento intelectual pero hoy no tengo ningún problema en reconocer que estaba equivocado. Una tesis es sobre todo un proceso de crecimiento personal. El Fernando que hoy escribe estas líneas es mejor persona que la del 2005 y no tengo ninguna duda al respecto. Seré menos ingenuo y me confieso de no haber sido siempre coherente en este período en el que mientras escribía sobre la Responsabilidad Social de las Empresas, dirigía una PYME en la peor crisis de los últimos 80 años, teniendo que tomar decisiones durísimas en el ámbito profesional. Sin ánimo de justificarme, en este tiempo he comprendido que la vida es precisamente así, una línea que nunca es recta, que te obliga a optar, que cada elección tiene un precio, pero que lo importante es saber cuál es la dirección, hacia dónde te diriges y cuáles son tus valores. Una tesis te obliga a abrir la mente, a aprender y admirar a gente con la que discutes, peleas y discrepas, y eso te hace también más humilde. Una tesis te hace comprender que verdades inmutables hay pocas, y de veras que no trato de hacer un ejercicio de relativismo, que como en la teoría de la evolución, se trata de adaptarse a las circunstancias, pero que ello no debe hacerte olvidar nunca de quién eres y lo que realmente es ético y moral. Luego están tus modelos matemáticos y tus conclusiones, tu esfuerzo intelectual y un trabajo de ordenar y redactar todo aquello que te obliga a una disciplina, pero el verdadero cambio es el de la propia persona. Parir todo esto me ha dejado vacío, exhausto, e incluso un poco perdido. Le comentaba medio en broma a un amigo mío el otro día que necesitaba salir de fiesta, que eso de madrugar un sábado y no tener la obligación de estudiar me estaba dejando KO.

Así pues, toca reinventar El Disparadero, buscar nuevos retos y nuevas ilusiones, que seguro encontraré. A los que habéis seguido este blog en todo este tiempo, pediros disculpas por la ausencia. De veras que no se volverá a repetir. Seguro que la vida, como decía antes, marcará el camino. ¡Bienvenidos de nuevo!

Nos leemos por aquí...






Comentarios

Pedja ha dicho que…
A mi me pasa continuamente con mi blog y con mi vida. Si no tengo nada que escribir mejor no hacerlo, mejor reinventarse una y otra vez, nuevos proyectos y nuevos movimientos. Enhorabuena Ferra por llegar a esta nueva tesitura, habrá más, nuevas, distintas y por consiguiente mejores, un placer acompañarte en el viaje. Te espero en el Disparadero, un fuerte abrazo.

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