Economía - La Fiesta
Sobre la Subida del IVA
No ha habido que esperar al viernes. Hoy, por fin, ya conocemos lo que se avecinaba. Debo decir que ha superado mis expectativas y que aún estoy en estado de shock. Doctores tiene la iglesia, desde luego, pero creo que hoy nos hemos pegado un tiro en el pie. Ahora sí que sí, no le veo salida a esta crisis a medio plazo. Asumo una década perdida y rezo para que no sean dos.
Desde que he leído la noticia, he pensado mil cosas. Quería escribir un post rabioso, exponer muchas ideas, pero he pensado que buena parte del personal no iba a sacar nada en claro. Es mucha la gente que no entiende lo que pasa, el por qué el gobierno pega estos bandazos tras asegurar que no iba a subir el IVA hasta hace nada. Así pues, he pensado en escribir este post en forma de parábola, recordando aquellos tiempos en los que fui catequista de confirmación en mi colegio de toda la vida. Espero de esta forma simplificar conceptos, que todo el mundo me siga y por qué creo que esta medida es errónea.
El reino de España se parece a aquel señor que vivía en un edificio rodeado de vecinos en su mayoría más ricos que él. Pasó mucho tiempo aislado, lo que hizo que las diferencias con sus vecinos aumentasen. Pese a todo, el señor de nuestra historia, fue capaz de ir haciendo un hogar confortable al que invitaba a sus familiares y amigos, organizando unas veladas muy agradables. Mientras el resto de vecinos tenían lector de CD´s, nuestro amigo tenía radiocassette. Las bebidas con las que obsequiaba a sus invitados no eran de primeras marcas y los sandwiches eran caseros, pero la cosa funcionaba, porque nuestros protagonistas llevaban un nivel de vida acorde a sus posibilidades y las veladas se pagaban entre todos de forma proporcional.
Nuestro amigo fue progresando, al igual que sus familiares y amigos. Hizo nuevas amistades en el edificio, lo que le dio posibilidades de hacer más negocios y mejorar notablemente su calidad de vida. Por fin se pudo comprar un lector de CD´s (que pronto sustituyó por una minicadena), las bebidas comenzaron a ser mejores, los sandwiches comprados e incluso, de vez en cuando, se permitían algún buen vino. Las veladas eran más caras, sí, pero como nuestros protagonistas tenían más dinero, podían seguir pagándo a escote sin meterse en más líos.
Un día, de la noche a la mañana, nuestros protagonistas comenzaron a tener más ingresos de los habituales como consecuencia de un nuevo negocio que parecía no tener fin y que tenía pinta de durar para siempre. Nuestro amigo, el dueño de la casa, decidió que era el momento de dar un salto cualitativo a las veladas. Ahora iban a ser fiestas por todo lo alto. Mandó hacer una piscina en el ático, contrató asistentes personales, hizo una sauna y un jacuzzi en el baño de invitados, contrató músicos profesionales, DJ´s, los mejores catering y se hizo con los mejores vinos y champagnes del mundo para agasajar a sus amigos y familiares. Nada era suficiente. El importe de la fiesta ya era de impresión, pero como había dinero gracias a los nuevos negocios, la fiesta se seguía pagando a escote y sin problemas.
Ocurre que los negocios de nuestro amigo comenzaron a ir mal, y éste, en lugar de rebajar el nivel de la fiesta quitando lo superficial, decidió, no sólo mantener la misma, sino contratar a U2 y a Ferrán Adriá para levantar el ánimo del personal. Como muchos de sus amigos habían perdido sus trabajos y ya no había dinero suficiente para pagar el evento entre todos, nuestro protagonista pidió dinero prestado a sus vecinos. Así durante algunos años. Sus vecinos, que habían cogido cariño a nuestro amigo, se lo prestaron sin problemas, pero pasado el tiempo comenzaron a observar con preocupación que tal vez éste jamás podría devolverlo. Ante esa tesitura, se prestaron a seguirle ayudando, pero a cambio de que rebajase un poco las facturas de sus saraos.
El dueño de la casa comenzó por bajar el nivel de la comida un poquito y siguió subiendo otro poquito el coste por persona. Los invitados a la fiesta comenzaron a rebotarse. El siguiente paso fue quitar el vino y el champagne. Se pasaron de las mejores marcas al agua o al garrafón, sin paso intermedio. La comida comenzó a servirse precongelada y se vendieron algunos sillones y sillas. Los DJ´s seguían actuando, los gorrones que se escaqueaban de pagar seguían sin hacerlo, no faltaban músicos profesionales, como tampoco la piscina del ático, pero en lo fundamental, la gente que asistía a la fiesta estaba cada vez más rebotada. El dueño de la casa, preso del pánico, decidió bajar el sueldo a todos sus familiares que trabajan en sus negocios, con independencia de su desempeño, y decidió subirles a todos la contribución a la fiesta de una manera notable, pese a que ésta era cada vez peor, sin meterle mano a todos aquellos excesos y gastos superfluos que había acometido durante la época de bonanza. Ocurre en estos casos que la gente se cabrea como una mona. Y con razón.
Pues bien, este es el caso de España, ni más ni menos. Pasamos de estar aislados durante el Franquismo a desarrollarnos a toda pastilla tras nuestra entrada en la UE. Logramos crear unas infraestructuras y un estado del bienestar que nadie tenía en Europa, todo ello gracias, fundamentalmente, a una burbuja inmobiliaria sin precedentes. A la hora de recortar se le ha metido mano a todo aquello que merma nuestro crecimiento (educación, I+D+i, sanidad) y solivianta a la población, mientras todos los gastos que se originaron para mayor gloria de nuestros políticos, todos los cargos elegidos a dedo, se mantienen o apenas se han reducido.
La subida de impuestos de hoy va a ser el remate a nuestra economía. Bajará el consumo, cerrarán más empresas, aumentará el paro y está por ver que mejore nuestro problema del déficit. La retirada de la paga extra a los funcionarios es otra barrabasada que favorece al mediocre y putea, y con perdón, al diligente. Algo falla cuando sólo se ajusta el sector privado, el cual es el que explica en su totalidad el aumento del paro, pero una cosa es eso, y otra lo que se ha hecho hoy. Vuelvo a insistir en lo que dije el otro día: cultura del desempeño, que se premie a los buenos y que salgan los malos. Desmotivar a todo el funcionariado no es, precisamente, el camino.
En cuanto al resto de medidas, pues la hay de todos los colores. Algunas comprensibles, otras no tanto. Creo a Rajoy cuando dice que no le gustan estas medidas, pero cabe reprocharle que tiene buena parte de culpa. Ha tenido 8 meses para meterle mano muchas partidas, pero le han faltado agallas. Fundamentalmente porque para llegar a su cargo, uno debe muchos favores, pero sobre todo, porque el estado siempres es juez y parte, y siempre tiene intereses ocultos. Justo como el protagonista de nuestra historia. Qué pena de país.
Comentarios
saludos.
Un beso!
Saludos
Un fuerte abrazo