Economía - España, Italia y el Futuro del Euro

Algunos Apuntes

Este post os lo debía a unos cuantos desde hace unas semanas, pero lo cierto es que este esprint final hasta las vacaciones está siendo realmente duro. En fin, que en tres días, si Dios quiere, estaré tomándome un merecido descanso (creo). En cualquier caso, el blog no cerrará, aunque los post del mes serán más light, si me lo permitís.

Bueno, pues tras varios ajustes y recortes adicionales, ni nuestra prima de riesgo baja a niveles razonables, ni nuestra economía parece espantar los negros nubarrones que sobre ella se cierne. Ni siquiera el BCE nos da un "paracetamol" en forma de compra de deuda soberana. Ello no solucionaría nuestros problemas, pero sin dudas nos ayudaría a superar esta travesía por el desierto. Alemania apunta a que no corresponde al BCE comprar deuda pública de países con problemas, pero mientras el mecanismo pertinente se pone en marcha, tanto España como Italia están sufriendo un verdadero calvario. Lo que ambos países están teniendo que pagar por "colocar" su deuda incidirá a corto, medio y largo plazo en el crecimiento y estado de bienestar de ambos países, por cuanto tendrán que dedicar más dinero público al pago de intereses en lugar de otras actividades productivas.

Como en otros post hemos comentado, la espiral es diabólica. El estado recorta porque no puede pagar sus facturas, pero al hacerlo, deprime más la economía, lo que hace más difícil cumplir con los objetivos de déficit, lo que de nuevo dispara la prima de riesgo y obliga a hacer más recortes, comenzando otra vez la espiral descrita. Demencial, vaya. Mientras tanto, los ciudadanos y empresas españoles, campeones de deuda privada a su vez, viven asfixiados ante tanta subida de impuestos y tanto recorte. Sin crecimiento, no sólo es que el estado no podrá pagar sus deudas, es que el sector privado tampoco podrá hacerlo. Ambos aspectos incidirán en las necesidades de recapitalización de la banca, haciendo estéril el acuerdo de hace un par de meses. De nuevo demencial.

Ya se habla sin tapujos de un rescate "light" para España. Los matices son importantes, porque detrás irá Italia y no hay dinero en Europa para rescatar a ambos países. Incluso es razonable pensar que el siguiente en tener problemas será Francia si no entra en una espiral de crecimiento a corto plazo. Y es más, una vez inmersos en esa dinámica, hasta Alemania podría ver peligrar su calificación crediticia. Aspecto, que si yo fuera alemán, tampoco consideraría relevante. A EEUU no le ha ido tan mal tras lo acontecido el año pasado. Pero volviendo al asunto, yo no veo viable que la bomba de relojería que es España explote sin causar severos daños colaterales en el seno de la UE y la Eurozona. Es posible que pasemos este 2012, dónde no hay excesivos vencimientos, pero con la actual espiral no superamos el 2013. Y el problema es qué pasaría si España finalmente cayese y arrastrase a Italia.

Aquí entramos en el terreno de la ciencia ficción, que conste, pero bueno, aún a riesgo de equivocarme, vislumbro dos posibles escenarios. Uno poco probable, que es la ruptura de la zona Euro. Y digo que es poco probable porque el impacto político - económico sería dantesco y probablemente ningún dirigente quiera asumir ese trago tan histórico. La segunda alternativa, la cual me parece más plausible, es que Alemania acepte una inflación un poco más alta y el BCE inunde de liquidez los mercados. ¿Es esta una solución válida?

La actual coyuntura de Europa se parece al ejemplo que ponía Keynes cuando hablaba de "la trampa de liquidez".  Por sintetizar, ésta consiste en que, en determinadas situaciones, en una economía deprimida, introducir más liquidez en el sistema (esto es, darle a la maquinita de hacer dinero), no tiene ningún efecto sobre la economía. Esta situación se daba cuando los tipos de interés eran extraordinariamente bajos (como en la actualidad), lo que hacía que la gente prefiriera tener el dinero disponible antes que invertirlo a largo plazo, fundamentalmente porque los agentes económicos esperan que los tipos de interés suban en el futuro. Por comprender el mecanismo. El tipo de interés es el precio del dinero. Si el dinero "abunda", su precio (interés) baja, porque aumenta la oferta del mismo. Siempre que se esperen subidas de tipos, y cuanto más bajos estén éstos, más verosímiles serán esas expectativas, los inversores preferirán atesorar el dinero antes que inmovilizarlo en activos a largo plazo.

La "trampa de liquidez de Keynes" ha sido ampliamente rebatida por diferentes autores a lo largo de la historia. Una argumentación interesante es la postulada por Fekete y explicada por el profesor Rallo hace un par de años, la cual dice así. En una economía, los agentes económicos tienden a disminuir su margen de crédito endeudándose a corto plazo e invirtiendo a largo plazo. El resultado es que, a menudo, los compromisos a corto plazo suelen ser demasiado grandes y los citados agentes económicos no tienen más remedio que refinanciar sus deudas o directamente impagarlas. Mientras el margen de crédito de los agentes económicos de un país no colapse, se pueden pegar "patadas adelante" adquiriendo nuevos préstamos que sirvan para pagar los antiguos, pese a que ello no haga sino incrementar la deuda total del sector privado. 

Mientras el margen de crédito siga existiendo, las bajadas de tipos de interés tienden a estimular la economía, ya que se incentiva la inversión, lo que impacta en el PIB. Pero llega un momento en que, como el margen de crédito, como explicaba, colapsa. Entonces los nuevos recortes en los tipos de interés no estimula el crecimiento, porque al sobrar capacidad en la economía, los agentes económicos no se ven incentivados a hacerlo. Es más, aquí, las inyecciones de liquidez al sistema, harán que baje el tipo de interés, lo cual, según Fekete y el profesor Rallo, lo que harán será ralentizar más el ajuste y alargar la salida de la crisis. Esto es así, y cito textualmente al profesor Rallo porque "gracias a la teoría austriaca del ciclo, sabemos que en ocasiones antes de volver a crecer hay que reducir la inversión agregada para reorganizar nuestra estructura productiva y los balances privados".

Así pues, tanto los defensores de las ideas de Keynes como otros autores contrarios al mismo, coinciden en que podemos estar en un punto en el que la política económica se haya quedado también sin posibilidad de surtir el efecto deseado. Keynes apuesta por la política fiscal, pero parte de la Eurozona no tiene capacidad para implementarla, y la que sí la tiene, no parece estar por la labor de ayudar a los países periféricos si no hay duros ajustes de por medio. Para Fekete y Rallo, se debe hacer tabla rasa, lo cual también tiene un coste brutal para la sociedad porque, como también apuntaba Keynes, es difícil que ésta pueda aguantar un ajuste del mercado "a capón". Incluso como apuntaba Amartya Sen, "ningún sistema económico no vinculado al desarrollo humano es sostenible". 

No me considero tan entendido en teoría económica como para saber qué corrientes de pensamiento son más acertadas ante esta coyuntura, pero creo que, desgraciadamente, la UE se adentra en una espiral parecida a la de Japón, el cual lleva más de dos décadas perdidas. En el fondo, Keynes y Fekete discrepan de la salida de la crisis, pero coinciden en la inutilidad de la política económica en ciertos casos. Entonces, ¿por qué es una posibilidad el que el BCE inunde de liquidez la eurozona?

Porque la alternativa sería la desaparición de la moneda única con todo lo que ello conlleva. Nuestras hipotecas y deudas están firmadas en Euros, por lo que si volviésemos a la peseta, serían inasumibles por la depreciación a la que la misma sería sometida. Porque nuestros bancos, endeudados con nuestro sector exterior, tampoco podría cumplir sus vencimientos. Y nuestro estado, estaría por ver que pudiera soportar una quiebra como la de Argentina.

Me encantaría equivocarme, pensar que lo que queda de 2012 y 2013 será el momento en el que nuestros líderes y políticos darán el paso decisivo para poner en marcha unas reglas del juego que nos saquen de esta espiral tan horrible en la que nos hayamos metidos. Las perspectivas, en cualquier caso, no son nada halagüeñas, como el informe del BBVA que hoy se ha publicado apunta, y lo que es peor, tengo la sensación de que ni los economistas más brillantes tienen claro cómo salir del atolladero. Así pues, y por acabar con cierta dosis de optimismo, vuelvo al informe del BBVA y su resumen final:  el mundo seguirá creciendo en términos globales en 2013, pero lo hará en mercados no tradicionales para nuestras empresas. Se abren un mundo de oportunidades. En las manos de nuestra generación está el saber aprovecharlas. En el fondo, lo más bonito de la historia de Europa es que siempre se ha sabido levantar y resurgir de sus cenizas. Desde la caída del Imperio Romano.

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