Música - Desordenada Habitación
En Homenaje a Antonio Vega
Corría en Madrid el año 1998 y Enrique Urquijo estaba terminando de grabar, con "Los Problemas", su otro grupo, el que a la postre fue su último disco de estudio (obviando los recopilatorios) titulado "Desde que no nos vemos". Aquel disco fue una obra maestra en la que tenían cabida nuevos temas, canciones reescritas y aportaciones de otros autores versionadas a la perfección por el carismático líder de Los Secretos. Cuentan que Enrique quiso contar con los mejores músicos y las mejores colaboraciones posibles para que aquel disco resultara lo que prometía a priori. Entre unas cosas y otras, incluyendo los cambios continuos de estado de ánimo de Enrique, parece ser que la grabación fue caótica. Tanto que el productor dimitió y llamó a Álvaro Urquijo para decirle que, aunque el trabajo era espectacular, no se veía capaz de sacarlo adelante. Finalmente Álvaro se hizo cargo y el disco se editó en 1998. Apenas un año después, moría Enrique Urquijo.
Esta semana se nos ha ido Antonio Vega. El pasado 12 de mayo nos dejaba víctima de un cáncer de pulmón uno de los grandes dentro de la música moderna española, autor de algunas de las mejores canciones de los últimos 30 años. "La Chica de Ayer", "Lucha de Gigantes", "Una décima de Segundo", "Atrás", "Lo mejor de Nuestra Vida", "El Sitio de mi Recreo" o "Esperando a Nada" forman ya parte de la banda sonora de nuestras vidas. Desde sus comienzos con Nacha Pop hasta su despedida en solitario, Antonio nos ha ido regalando canciones pulidas con el tesón y el mimo de un artesano. Porque parafraseando a Calamaro, eso es lo que era Antonio Vega: un artesano de canciones, en las que cada letra y cada acorde, tenían sentido.
Antonio nos ha dejado en una semana en la que hemos sabido que la crisis sigue causando estragos, en medio de un debate sobre el estado de la nación, con toda la polémica sobre el suministro de la píldora del día después y en vísperas a la final de la copa del Rey y el anuncio de la posible vuelta de Florentino Pérez al Madrid. En esta semana en la que España se ha dividido entre socialistas y populares, conservadores y progres, monárquicos y republicanos, madridistas y barcelonistas, todos, por un momento, hemos sido de Antonio Vega. En la prensa, en las redes sociales, en las tertulias y conversaciones con amigos, todos hemos hablado y rendido nuestro pequeño homenaje a un músico de verdad, cuyas letras nos han reconfortado cuando hemos estrado tristes, inspirado cada vez que nos hemos enamorado y sumergido en un mundo de sueños cada vez que hemos necesitado evadirnos de nuestra realidad. Antonio se ha ido, sí, pero nos ha dejado un legado que nos va a permitir recordarle siempre. Me vais a permitir que las fotos que suba no sean recientes, porque el morbo prefiero dejarlo para otros.
El primer día que escuché "Desde que no nos vemos", reparé en una canción que me encantó. Era de Antonio Vega, de la época de Nacha Pop, y se llamaba "Desordenada Habitación". La cantaban a dúo con una sensibilidad que ponía los pelos de punta. Seguro que desde el miércoles hay un dúo ahí arriba que nos recuerda que lo de ayer no se olvida sin querer. Al final, Enrique y Antonio, eran uno y uno y luego dos, tan cerca cada vez de un sueño sin adiós... Espero que por fin para ambos, el frío haya cesado y haya entrado el calor y lo oscuro haya dado paso al color...en su Desordenada habitación.
Corría en Madrid el año 1998 y Enrique Urquijo estaba terminando de grabar, con "Los Problemas", su otro grupo, el que a la postre fue su último disco de estudio (obviando los recopilatorios) titulado "Desde que no nos vemos". Aquel disco fue una obra maestra en la que tenían cabida nuevos temas, canciones reescritas y aportaciones de otros autores versionadas a la perfección por el carismático líder de Los Secretos. Cuentan que Enrique quiso contar con los mejores músicos y las mejores colaboraciones posibles para que aquel disco resultara lo que prometía a priori. Entre unas cosas y otras, incluyendo los cambios continuos de estado de ánimo de Enrique, parece ser que la grabación fue caótica. Tanto que el productor dimitió y llamó a Álvaro Urquijo para decirle que, aunque el trabajo era espectacular, no se veía capaz de sacarlo adelante. Finalmente Álvaro se hizo cargo y el disco se editó en 1998. Apenas un año después, moría Enrique Urquijo.
Esta semana se nos ha ido Antonio Vega. El pasado 12 de mayo nos dejaba víctima de un cáncer de pulmón uno de los grandes dentro de la música moderna española, autor de algunas de las mejores canciones de los últimos 30 años. "La Chica de Ayer", "Lucha de Gigantes", "Una décima de Segundo", "Atrás", "Lo mejor de Nuestra Vida", "El Sitio de mi Recreo" o "Esperando a Nada" forman ya parte de la banda sonora de nuestras vidas. Desde sus comienzos con Nacha Pop hasta su despedida en solitario, Antonio nos ha ido regalando canciones pulidas con el tesón y el mimo de un artesano. Porque parafraseando a Calamaro, eso es lo que era Antonio Vega: un artesano de canciones, en las que cada letra y cada acorde, tenían sentido.
Antonio nos ha dejado en una semana en la que hemos sabido que la crisis sigue causando estragos, en medio de un debate sobre el estado de la nación, con toda la polémica sobre el suministro de la píldora del día después y en vísperas a la final de la copa del Rey y el anuncio de la posible vuelta de Florentino Pérez al Madrid. En esta semana en la que España se ha dividido entre socialistas y populares, conservadores y progres, monárquicos y republicanos, madridistas y barcelonistas, todos, por un momento, hemos sido de Antonio Vega. En la prensa, en las redes sociales, en las tertulias y conversaciones con amigos, todos hemos hablado y rendido nuestro pequeño homenaje a un músico de verdad, cuyas letras nos han reconfortado cuando hemos estrado tristes, inspirado cada vez que nos hemos enamorado y sumergido en un mundo de sueños cada vez que hemos necesitado evadirnos de nuestra realidad. Antonio se ha ido, sí, pero nos ha dejado un legado que nos va a permitir recordarle siempre. Me vais a permitir que las fotos que suba no sean recientes, porque el morbo prefiero dejarlo para otros.
El primer día que escuché "Desde que no nos vemos", reparé en una canción que me encantó. Era de Antonio Vega, de la época de Nacha Pop, y se llamaba "Desordenada Habitación". La cantaban a dúo con una sensibilidad que ponía los pelos de punta. Seguro que desde el miércoles hay un dúo ahí arriba que nos recuerda que lo de ayer no se olvida sin querer. Al final, Enrique y Antonio, eran uno y uno y luego dos, tan cerca cada vez de un sueño sin adiós... Espero que por fin para ambos, el frío haya cesado y haya entrado el calor y lo oscuro haya dado paso al color...en su Desordenada habitación.
Comentarios
Me quedo con lo siguiente:
1. "Esa manera casi femenina de cantar cargaba de belleza todo lo que hacía" (Nacho Cano).
2. "Antonio escribió letras que eran obras de arte que rozaban lo metafísico" (Teo Garralda).
3. "Abría la boca y eran ángeles. Tenía una brillantez fuera de lo normal" (Álvaro Urquijo).
Un abrazo.
Te voy a contar una anécdota. José María Granados era el compositor y vocalista de "Mamá" en la "movida". Escribió temas más o menos comerciales como "Niñas de Colegio" y canciones que eran puro sentimiento como "Nada más" (versionada por Los Secretos) o "Hora punta en el Metro". Enrique Urquijo le solía pedir que de vez en cuando le escribiera un tema (uno de los últimos fue "Margarita", otro de los clásicos de Los Secretos). En una ocasión, José María Granados andaba poco inspirado y le mandó a Enrique una canción. Éste le llamó a las dos horas y le dijo: "Tío, eres un gilipollas. Ésta no me la creo, no te ha pasado de verdad". Así son los genios, tipos con una sensibilidad a flor de piel que, como bien dices, son capaces de captar y ver lo que los demás no ven.
Un fuerte abrazo
Estoy muy de acuerdo contigo. Hay canciones que son como las piedras, cuando nosotros no estemos ellas seguirán rodando. Así decía un disco de Dun Can Dhu y así es. Hay canciones, que como bien dices, forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.
Un beso