Economía - Sobre Agricultura y Crisis Alimentaria
¿Está el Futuro en la Agricultura?
Hace unos días cayó en mis manos un artículo publicado en Cotizalia titulado "El futuro está en la Agricultura". En dicho artículo se hacían eco de unas palabras pronunciadas por Jim Rogers, fundador junto con George Soros del fondo Quantum y economista de prestigio en el segmento de las commodities, a finales del pasado mes de Junio. En ellas, y transcribo literalmente lo que venía en Cotizalia, el sr. Rogers apuntaba: "el que quiera hacerse rico tendrá que abandonar los mercados financieros y hacerse granjero". ¿Será cierto? ¿Tendremos que repetir un éxodo rural pero esta vez a la inversa?
Desde hace ya unos años, estamos viviendo una situación bastante tensa a nivel mundial derivada de la relación entra la oferta y la demanda en el sector alimenticio. Buena prueba de ello son las revueltas que llevan teniendo lugar en medio mundo en los últimos años, debidas principalmente a la carestía de alimentos básicos en países en vías de desarrollo. Los ecos de las revueltas de las "tortillas" en México, o los apuñalamientos en las colas de suministro en Egipto creo que siguen en la mente de todos.
Las causas de esta situación son varias. Si comenzamos por la demanda, hay cuestiones que son irrefutables, lógicas y fácilmente medibles. En primer lugar, la población mundial está aumentando, de acuerdo con Mark Mc Loran de "Agro Terra", a un ritmo de 70 - 80 millones de personas al año. Se espera que para el 2012 seamos ya 7.000 millones de habitantes en este planeta y para el 2024, 8.000 millones. Es cierto que el ratio de fertilidad a nivel mundial ha pasado de 4,5 hijos por mujer en 1970, a 2,6 en el año 2007 y que actualmente se aproxima vertiginosamente a 2,1, pero frente a eso, no se puede negar que en líneas generales la esperanza de vida es mayor en casi todo el planeta. Todo ello nos debe hacer pensar que la presión derivada de las tensiones demográficas, lejos de disminuir, seguirá aumentando.
Pero según los expertos, no es sólo el aumento de la población mundial la que está amenazando el equilibrio entre la oferta y la demanda. El factor más importante apuntado por varios autores es el cambio en la dieta de los países en vías de desarrollo, y especialmente en China. En el gigante asiático se ha pasado de consumir una media de 19,95 kilos de carne al año por ciudadano a casi 50 en apenas 25 años. Para "producir" medio kilo de carne de vaca, se necesitan unos 4,5 kilos de trigo y maíz, principalmente, para alimentarla. Y no solo ha aumentado el consumo de carne, sino que el de la leche lleva un ritmo vertiginoso. En el fondo están occidentalizando su dieta, dando un salto cualitativo en la misma en virtud de su progreso económico.¿Se les puede reprochar algo?
¿Qué pasa por el lado de la oferta? Simplificando mucho la exposición, podemos decir que hasta los años 60, se lograba satisfacer la demanda alimenticia aumentando el número de granjas y tierras cultivables. Durante dicha década, el auge de los fertilizantes, la mejora de los sistemas de riego así como de las semillas, permitieron a los agricultores mejorar rendimientos de forma espectacular hasta mediados de los 80. El problema es que desde los años 90 vivimos un proceso de retroceso medio anual de las cosechas a nivel mundial de un 1,1%. ¿Las causas? También varias. Una de ellas el abuso de fertilizantes y sobre explotación de determinadas tierras, las cuales han quedado seriamente dañadas para la agricultura. Otra, la disminución de las tierras cultivables a nivel mundial. De 0,42 Has. de cultivo por persona que había en el mundo en 1960, hemos pasado a las 0,23 Has. actuales. Aumentarlas no será fácil. Al menos sin cometer un sacrilegio medio ambiental como el que está teniendo lugar en el Amazonas.
Tampoco podemos dejar de hablar de las políticas erróneas e injustas de los países desarrollados. Al subvencionar a sus agricultores, las naciones de la OCDE han hecho que miles de personas hayan abandonado sus tierras en países en vías de desarrollo como India o Tailandia por la escasa rentabilidad y falsa no competitividad de su sector primario. Todo indica a que el calentamiento global es la causa también de que los arrozales de Australia hayan perdido un 30% de su producción en los últimos años, así como que se estime que, debido a las sequías más frecuentes que se prevee afecten a China, India, EEUU y Latino América, estas zonas del mundo pierdan casi otro 30% de sus cosechas en las próximas décadas.
Por último no podemos dejar de mentar los biocombustibles. Según la revista Time, la inversión en Biocombustibles ha pasado de 5.000 millones de $ en 1995 a 38.000 millones en el año 2005. Según un estudio de la propia revista, el cereal necesario para llenar una sola vez el depósito de un SUV con Etanol , serviría para alimentar a una persona durante un año. Hasta que la biomasa de nueva generación, por lo tanto, esté lista y se puedan utilizar otro tipo de productos del campo no alimenticios, destinar cosechas enteras para que determinados coches puedan llenar un depósito no parece rentable ni económica ni humanamente. Sin embargo, pese a la caída del precio del crudo este año, la amenaza está ahí.
Todo ello está resultando en que el ratio "stock - to - use", el cual determina el exceso de alimentos sobre la demanda actual, sea más bajo que nunca. En la actualidad éste ratio es de un 16%. O lo que es lo mismo, nuestro stock es un 16% superior a la demanda. Con el crecimiento de la población mundial y el decrecimiento de las cosechas, ¿alguien se imagina que podría suceder con un mal año agrícola a nivel mundial?
El problema sería sideral. En los países en vías de desarrollo la propensión marginal al consumo es elevadísima ante su incapacidad de ahorrar y más de un 50% (de media) del gasto de las familias se centra en productos de primera necesidad, entre ellos los alimenticios. Mientras un aumento en los precios de los alimentos de en torno a un 5% en los países desarrollados no pondría en jaque a nuestra economía, un incremento menor de ese 5% en países desarrollados sería catastrófico. Si este año los precios nos han dado una tregua a nivel mundial, ha sido por la crisis que vivimos que ha derivado en un frenazo del consumo a nivel mundial.
Así que, paradojas de la vida, un sector tradicionalmente ignorado y desprestigiado en las últimas décadas, puede volver a jugar un importante papel en la economía mundial, pero sobre todo debe jugar un papel clave para no vivir un drama humanitario. Quedan pendientes, no obstante, las eternas preguntas sobre la sostenibilidad de nuestro sistema, incluso desde el punto de vista alimenticio, y de la agricultura tal y como la conocemos, pero el debate y los datos están ahí. No sé si la agricultura dará para hacerse rico pero lo que no me gustaría es comprobarlo. Menudo drama sería ese.
Desde hace ya unos años, estamos viviendo una situación bastante tensa a nivel mundial derivada de la relación entra la oferta y la demanda en el sector alimenticio. Buena prueba de ello son las revueltas que llevan teniendo lugar en medio mundo en los últimos años, debidas principalmente a la carestía de alimentos básicos en países en vías de desarrollo. Los ecos de las revueltas de las "tortillas" en México, o los apuñalamientos en las colas de suministro en Egipto creo que siguen en la mente de todos.
Las causas de esta situación son varias. Si comenzamos por la demanda, hay cuestiones que son irrefutables, lógicas y fácilmente medibles. En primer lugar, la población mundial está aumentando, de acuerdo con Mark Mc Loran de "Agro Terra", a un ritmo de 70 - 80 millones de personas al año. Se espera que para el 2012 seamos ya 7.000 millones de habitantes en este planeta y para el 2024, 8.000 millones. Es cierto que el ratio de fertilidad a nivel mundial ha pasado de 4,5 hijos por mujer en 1970, a 2,6 en el año 2007 y que actualmente se aproxima vertiginosamente a 2,1, pero frente a eso, no se puede negar que en líneas generales la esperanza de vida es mayor en casi todo el planeta. Todo ello nos debe hacer pensar que la presión derivada de las tensiones demográficas, lejos de disminuir, seguirá aumentando.
Pero según los expertos, no es sólo el aumento de la población mundial la que está amenazando el equilibrio entre la oferta y la demanda. El factor más importante apuntado por varios autores es el cambio en la dieta de los países en vías de desarrollo, y especialmente en China. En el gigante asiático se ha pasado de consumir una media de 19,95 kilos de carne al año por ciudadano a casi 50 en apenas 25 años. Para "producir" medio kilo de carne de vaca, se necesitan unos 4,5 kilos de trigo y maíz, principalmente, para alimentarla. Y no solo ha aumentado el consumo de carne, sino que el de la leche lleva un ritmo vertiginoso. En el fondo están occidentalizando su dieta, dando un salto cualitativo en la misma en virtud de su progreso económico.¿Se les puede reprochar algo?
¿Qué pasa por el lado de la oferta? Simplificando mucho la exposición, podemos decir que hasta los años 60, se lograba satisfacer la demanda alimenticia aumentando el número de granjas y tierras cultivables. Durante dicha década, el auge de los fertilizantes, la mejora de los sistemas de riego así como de las semillas, permitieron a los agricultores mejorar rendimientos de forma espectacular hasta mediados de los 80. El problema es que desde los años 90 vivimos un proceso de retroceso medio anual de las cosechas a nivel mundial de un 1,1%. ¿Las causas? También varias. Una de ellas el abuso de fertilizantes y sobre explotación de determinadas tierras, las cuales han quedado seriamente dañadas para la agricultura. Otra, la disminución de las tierras cultivables a nivel mundial. De 0,42 Has. de cultivo por persona que había en el mundo en 1960, hemos pasado a las 0,23 Has. actuales. Aumentarlas no será fácil. Al menos sin cometer un sacrilegio medio ambiental como el que está teniendo lugar en el Amazonas.
Tampoco podemos dejar de hablar de las políticas erróneas e injustas de los países desarrollados. Al subvencionar a sus agricultores, las naciones de la OCDE han hecho que miles de personas hayan abandonado sus tierras en países en vías de desarrollo como India o Tailandia por la escasa rentabilidad y falsa no competitividad de su sector primario. Todo indica a que el calentamiento global es la causa también de que los arrozales de Australia hayan perdido un 30% de su producción en los últimos años, así como que se estime que, debido a las sequías más frecuentes que se prevee afecten a China, India, EEUU y Latino América, estas zonas del mundo pierdan casi otro 30% de sus cosechas en las próximas décadas.
Por último no podemos dejar de mentar los biocombustibles. Según la revista Time, la inversión en Biocombustibles ha pasado de 5.000 millones de $ en 1995 a 38.000 millones en el año 2005. Según un estudio de la propia revista, el cereal necesario para llenar una sola vez el depósito de un SUV con Etanol , serviría para alimentar a una persona durante un año. Hasta que la biomasa de nueva generación, por lo tanto, esté lista y se puedan utilizar otro tipo de productos del campo no alimenticios, destinar cosechas enteras para que determinados coches puedan llenar un depósito no parece rentable ni económica ni humanamente. Sin embargo, pese a la caída del precio del crudo este año, la amenaza está ahí.
Todo ello está resultando en que el ratio "stock - to - use", el cual determina el exceso de alimentos sobre la demanda actual, sea más bajo que nunca. En la actualidad éste ratio es de un 16%. O lo que es lo mismo, nuestro stock es un 16% superior a la demanda. Con el crecimiento de la población mundial y el decrecimiento de las cosechas, ¿alguien se imagina que podría suceder con un mal año agrícola a nivel mundial?
El problema sería sideral. En los países en vías de desarrollo la propensión marginal al consumo es elevadísima ante su incapacidad de ahorrar y más de un 50% (de media) del gasto de las familias se centra en productos de primera necesidad, entre ellos los alimenticios. Mientras un aumento en los precios de los alimentos de en torno a un 5% en los países desarrollados no pondría en jaque a nuestra economía, un incremento menor de ese 5% en países desarrollados sería catastrófico. Si este año los precios nos han dado una tregua a nivel mundial, ha sido por la crisis que vivimos que ha derivado en un frenazo del consumo a nivel mundial.
Así que, paradojas de la vida, un sector tradicionalmente ignorado y desprestigiado en las últimas décadas, puede volver a jugar un importante papel en la economía mundial, pero sobre todo debe jugar un papel clave para no vivir un drama humanitario. Quedan pendientes, no obstante, las eternas preguntas sobre la sostenibilidad de nuestro sistema, incluso desde el punto de vista alimenticio, y de la agricultura tal y como la conocemos, pero el debate y los datos están ahí. No sé si la agricultura dará para hacerse rico pero lo que no me gustaría es comprobarlo. Menudo drama sería ese.
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¡Un fuerte abrazo!