Vivencias - Desde el Campo de Batalla
Algunas Reflexiones
Han pasado ya dos semanas desde que volví de Harvard y, como a alguno os he comentado, mis vivencias allí, no sólo me han venido bien para seguir formándome y aprendiendo, sino incluso para coger cierta distancia y ver determinadas cosas con perspectiva. Porque han pasado ya casi dos meses desde mi post sobre la soledad del directivo y lo cierto es que el camino andado desde entonces no ha sido sencillo. Muchas horas de trabajo, muchos fuegos apagados, otros por apagar y muchas horas de reflexión y pensamiento sobre cómo llevar a cabo ésto o lo otro. Mañana comienza una semana muy importante en la que todo lo trazado tiene que comenzar a implementarse y sé que no será sencillo. Fundamentalmente porque requerirá un cambio cultural muy grande y éstos siempre son costosos. Derribar ideas preconcebidas, valores y usos nunca es tarea sencilla. Cuento, afortunadamente, con un equipo de dirección y un grupo humano excepcional y sé que eso hará más llevadero el camino.
Como os decía al principio, mis dos semanas en EEUU me han servido para ver las cosas con perspectiva. De sentirme solo, aunque la soledad del directivo existe y a veces es inevitable, he pasado a verme como un privilegiado. Alguien que tiene la oportunidad de tomar decisiones y sacar una empresa adelante en el momento económico y social más complicado de los últimos 80 años. Cuando esto acabe, cuando se empiece a estudiar en los libros de texto y académicos, podré decir que forme parte de aquella generación que vivió en el campo de batalla, en primera línea, este momento histórico. Y ello me llena de orgullo y responsabilidad. El reto es enorme, lo asumo, y sé que habrá momentos de dificultad, pero el mero hecho de imaginarme con todo mi equipo dándole la vuelta al asunto, es un estímulo tan grande que me anima a no tener miedo a nada. Como buen deportista que siempre he sido, estoy deseando jugar este partido y sé que lo vamos a ganar. Estoy convencido.
Así pues mañana comienzo otra semana apasionante. Dura, con mucho trabajo y llena de reuniones. Hay que seguir tomando decisiones, implementando planes e ideando nuevas estrategias. Seré dueño de mis silencios y me pondré nervioso, como siempre me ocurre, cuando percibo que los tiempos del directivo no son los del resto de los mortales (algún día escribiré al respecto), pero sobre todo confío en que llegue el viernes y me pueda seguir sintiendo un privilegiado por vivir todo lo que estoy viviendo.
Así pues, como dice Álex Rovira en su libro "La buena crisis", es el momento de reinventarse a uno mismo, de replantearse todas las hipótesis, de afrontar cada instante con dignidad, esperanza y sentido de realidad, pero también de desafiar la rutina y de tratar de ver las cosas de manera diferente. Por primera vez desde que ésto empezó, estoy disfrutando pese a mis desvelos y preocupaciones, también inevitables, por otro lado. Desde el campo de batalla me despido por hoy, no sin antes agradeceros vuestra fidelidad y desearos una fantástica semana. Como os decía, la mía se presenta apasionante. Seguiremos informando.
Como os decía al principio, mis dos semanas en EEUU me han servido para ver las cosas con perspectiva. De sentirme solo, aunque la soledad del directivo existe y a veces es inevitable, he pasado a verme como un privilegiado. Alguien que tiene la oportunidad de tomar decisiones y sacar una empresa adelante en el momento económico y social más complicado de los últimos 80 años. Cuando esto acabe, cuando se empiece a estudiar en los libros de texto y académicos, podré decir que forme parte de aquella generación que vivió en el campo de batalla, en primera línea, este momento histórico. Y ello me llena de orgullo y responsabilidad. El reto es enorme, lo asumo, y sé que habrá momentos de dificultad, pero el mero hecho de imaginarme con todo mi equipo dándole la vuelta al asunto, es un estímulo tan grande que me anima a no tener miedo a nada. Como buen deportista que siempre he sido, estoy deseando jugar este partido y sé que lo vamos a ganar. Estoy convencido.
Así pues mañana comienzo otra semana apasionante. Dura, con mucho trabajo y llena de reuniones. Hay que seguir tomando decisiones, implementando planes e ideando nuevas estrategias. Seré dueño de mis silencios y me pondré nervioso, como siempre me ocurre, cuando percibo que los tiempos del directivo no son los del resto de los mortales (algún día escribiré al respecto), pero sobre todo confío en que llegue el viernes y me pueda seguir sintiendo un privilegiado por vivir todo lo que estoy viviendo.
Así pues, como dice Álex Rovira en su libro "La buena crisis", es el momento de reinventarse a uno mismo, de replantearse todas las hipótesis, de afrontar cada instante con dignidad, esperanza y sentido de realidad, pero también de desafiar la rutina y de tratar de ver las cosas de manera diferente. Por primera vez desde que ésto empezó, estoy disfrutando pese a mis desvelos y preocupaciones, también inevitables, por otro lado. Desde el campo de batalla me despido por hoy, no sin antes agradeceros vuestra fidelidad y desearos una fantástica semana. Como os decía, la mía se presenta apasionante. Seguiremos informando.
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