Economía - Agencias de Calificación, la Eurozona y la Triple A

Algunas Reflexiones

Este fin de semana pasado el terremoto económico de rigor lo ha generado Standard & Poor´s. De una tacada ha revisado a la baja las calificaciones crediticias de un número significativo de países de la eurozona, dejando a Francia, incluso, sin su famosa "triple A". Por mucho ruido que se haya generado, en el fondo las bajadas de calificación no se hacen por capricho. Es decir, la situación de los países de la UE es la que desgraciadamente es, y las sombras que se ciernen sobre la eurozona, lejos de augurar mejores tiempos, añaden incertidumbre y miedos. La rebaja, por lo tanto, no parece una cuestión aleatoria, aunque siempre es cuestionable el momento, sobre todo a la vista de acontecimientos pasados. Pero vamos a recapitular para poner algo de luz.

Los Standard & Poor´s, Moody´s y compañía se dedican a analizar la capacidad de pago, entre otros, de países y entidades públicas, a las que asigna una calificación crediticia en función de su solvencia. La llamada "triple A" es la máxima calificación (AAA) y supone que la capacidad de pago del país y cumplir con sus compromisos es "Extremadamente Fuerte". En el caso de España, que fue rebajada a la categoría "A", su calificación, por ejemplo, indica una capacidad "Fuerte" de cumplir con sus acreedores. Hasta que no se llega al nivel "CCC", se considera que no hay riesgo real de impago pero incluso en este escalafón Standard & Poor´s indica que el mismo se podría producir como consecuencia de una coyuntura adversa. Es decir, que pese a la rebaja, la capacidad de pago de los países de la Eurozona sigue siendo entre sobresaliente y notable en el peor de los casos, dejando al margen, claro está, a Grecia, Portugal e Irlanda. ¿Por qué se ha formado este revuelo entonces, si aún así la nota general no es mala? Porque en un momento tan convulso como el actual, en el que todos hemos aprendido lo que es la "prima de riesgo" y hemos visto quebrar estados, cualquier noticia que añada más leña al fuego de la credibilidad del Euro y los países de la Unión Monetaria, supone una bomba de relojería. 

Por ello nuestros políticos han reaccionado como han reaccionado. Todos temen un aumento de los costes de financiación como consecuencia de la medida. Y todos recuerdan que Standard & Poor´s y compañía tuvieron un papel como mínimo polémico en la "fiesta subprime", manteniéndoles a dichos productos financieros la máxima calificación (AAA) hasta casi el mismo día que quebró Lehman Brothers. Detrás de todo aquello queda una especie de sombra plagada de oportunismo, mala fe y conflicto de intereses que todavía nadie ha salido a explicarnos. Con aquella juerga hubo mucha gente que ganó dinero a espuertas y las dudas sobre la actuación de las agencias persisten. Porque en el fondo parece que esta gente es juez y parte, y eso es lo que no puede ser.

Los mercados han reaccionado con cierta mesura, pero en buena medida porque el Banco Central Europeo ha vuelto a actuar comprando deuda periférica. Las bolsas nacionales, como el IBEX-35, apenas han notado el cambio y es razonable. Los mercados bursátiles ya se han ajustado mucho y de forma natural durante estos últimos tres años, sin necesitar de las agencias. El IBEX, sin ir más lejos, ha perdido casi un 40% de su valor..

Que no se me entienda mal. Las agencias de calificación llevan a cabo una tarea que es necesaria. El mercado necesita confianza y transparencia para poder funcionar porque sin ambas no es posible el intercambio. Pongo un ejemplo muy clarividente para que se me entienda. Imaginemos que uno llega a un kiosko a comprar un períodico. Le pide al kioskero el diario y éste le dice que antes le dé el Euro de rigor. Nuestro protagonista le dice que no, que si no le da el periódico antes, no le da el Euro. En el fondo esta situación tan absurda no se da, porque todos confiamos en el kioskero y éste confía también en sus clientes. Las agencias de calificación deben, por lo tanto, aportar esa mínima confianza para que el mercado funcione. El problema surge cuando existe un conflicto de intereses.
Igual que nadie puede rebatir un dogma siendo dogmático, no se puede ser el paladín de la transparencia cuando uno es opaco de por sí. Las agencias dicen tener una metodología que nadie conoce. Dicen tomar las decisiones con base a unos estudios que tampoco se saben. España está igual de mal que hace dos meses. Francia está igual de mal que hace dos meses. Probablemente ambos debieron ver rebajada su calificación hace un tiempo y sin embargo han sido castigadas ahora. Por lo poco que sabemos, tampoco se comprende que EEUU viera rebajada su triple A este verano y no hace tres años, cuando su endeudamiento en relación con su PIB se vió alterado de forma notoria tras el rescate de AIG. ¿Qué intereses se esconden detrás de estos movimientos tan tardíos? ¿Realmente nadie se está beneficiando de ellos?

España está mal, igual que la Eurozona. Los problemas existen y no por las agencias, desde luego, pero pedirles un poco de rigor no está de más. Como tampoco a ciertos políticos y periodistas. Nuestros países siguen siendo solventes, aún cuando parezca que a más de uno parezca interesarle un ataque de pánico.

Comentarios

Pedja ha dicho que…
Moody´s significa en español "Malhumorado" y Standard and Poors "Noral y Pobres", no tiene ningún rigor, responden a intereses, reciben honoraios en función de las calificaciones, Insider Job gran película cmo este blog y este post, enhorabuena Ferra¡¡, un abrazo.
Fernando ha dicho que…
Pedro,millones de gracias por pasarte, como siempre, por tus palabras y por tu comentario. Yo quiero creer que algún rigor sí que tienen, pero suscribo lo que apuntas: responden a intereses. Eso quedó claro en Inside Job. Fantástica película! Un fuerte abrazo

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