Economía - ¿Cuándo saldrá España de la Crisis? (Actualización Septiembre 2012)

Hacia una Década Perdida

Reconozco que este post empieza a ser recurrente y a tener más secuelas que la saga de "Loca Academia de Policía", pero la realidad es que como alguien apuntó acertadamente hace apenas unos meses por este blog, esta crisis es como un dragón con mil cabezas y cuando parece cerrarse un flanco, casi siempre en falso, se abre otro. Estamos ante una coyuntura compleja como pocas en la historia económica. Recesiones, incluso depresiones, las ha habido siempre, pero tal vez nunca con tantas implicaciones globales y con una economía tan internacionalizada. Como alguna vez también hemo comentado en este foro, los gobiernos, que no dejan de ser locales, son incapaces de resolver problemas mundiales. La peor noticia es que ni siquiera parece haber voluntad política en Europa para crear un organismo supranacional que ponga orden en este avispero que se ha convertido la eurozona. Y ello pese a todo lo que nos va en el envite. Por eso no puedo dejar de ser un poco más pesimista que hace unos meses.

En toda la serie de post de "¿Cuándo saldrá España de la crisis?" (I, II y III) se han apuntado una serie de circunstancias que debían darse para que nuestro país arrancara de una vez por todas: desapalancamiento del sector privado, ajuste de las cuentas públicas, reformas estructurales (que afectaran sobre todo al mercado laboral), saneamiento y ajuste del sector financiero e inmobiliario, así como más Europa. El diagnóstico sigue siendo el mismo, pero en función de cómo se hagan las cosas, la purga puede ser más o menos dura. Recapitulemos, por lo tanto, cómo están las cosas.

Hoy comienzo con el ajuste de las cuentas públicas, porque creo que es importante aclarar este aspecto, ya que ello incide en todo lo demás. No escribo en clave política, sólo económica. Creo que este punto es importante para que nadie malinterprete lo que voy a decir a continuación. Nunca terminaremos de lamentar suficientemente el disparate económico de la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Lo he apuntado en más ocasiones, pero Krugman, que no es dudoso en cuanto a sus inclinaciones políticas, se llevaba las manos a la cabeza hace unos años al hablar de la famosa crisis de Japón que hizo que el país asiático llegase a acumular un 4% de déficit público. España llegó a tener un 12,5% en 2010. Nuestro anterior record, si no tengo mal el dato, corresponde a la anterior crisis, la del 93, cuando dicho déficit llegó al 7%. Dado que el déficit se calcula de forma anual, es decir, no es acumulativo, es importante comprender que el déficit público implica que el estado se gasta más de lo que se ingresa en un año concreto. Es decir, que aunque España bajase su déficit y cumpliese con Bruselas, va a seguir gastando más de lo que ingresa este año, el quie viene y el siguiente, y que la manera de financiar ese déficit es vía mayor endeudamiento. Cuando la economía está deprimida, puede ser razonable incurrir en cierto déficit público para fomentar el crecimiento, pero existen umbrales que nunca se deben traspasar, los cuales están reflejados en los fundamentos del Euro, y nosotros nos los hemos pasado por el forro.

La capacidad de endeudamiento es clave para el crecimiento económico, pero también existen unos umbrales que tampoco se deben traspasar. España tenía unas cuentas públicas que eran la envidia de Europa en 2008, pero como lleva ya 4 años gastando más de lo que ingresa, sus niveles de deuda han comenzado a subir hasta niveles preocupantes (73,3% sobre su PIB) y lo seguirá haciendo en los próximos años por dos motivos fundamentales. Uno, porque como explicaba España va a seguir gastando más de lo que ingresa en los próximos años, y dos, porque el endeudamiento se calcula en comparación al PIB. Si nuestro país sigue en recesión y el PIB sigue cayendo, el endeudamiento en términos relativos va a subir hasta encender todas las alarmas.Siempre que te endeudas, te expones al prestamista. La actual situación hace que nuestros habituales acreedores exijan unos tipos de interés disparatados para seguir financiándonos, porque la realidad es que la capacidad de España para pagar sus deudas sin que se le desmorone el estado está más en duda que nunca. A España, por lo tanto, no le queda otra que cuadrar sus cuentas públicas.

Ahora voy con los palos a Rajoy. Ponerse a dieta siempre es doloroso y se pasa mal, sobre todo los primeros días en los que cambias el chuletón por la verdura hervida. La clave para adelgazar está en, por supuesto, comer menos, pero sobre todo mejor. El actual gabinete no ha comenzado quitando gasto corriente, sino inversión (educación y sanidad) y le ha trasladado la presión al sector privado vía subida de impuestos. Luego sí, hay alguna medida cosmética, que no está de más, pero a lo realmente gordo no se le ha metido mano. En el fondo es hacerse trampas al solitario. Para mejorar las cuentas públicas se asfixia a la familia y a la empresa, sobre todo a las PYMES, que ya están al borde del KO.

Hay estudios que indican, y es totalmente cierto, que existen correlaciones entre el nivel de funcionarios y la renta per cápita de un país. Esta situación se da sobre todo en los países nórdicos, pero me atrevería a apuntar que allí, además, hay cierta causalidad. Como hay un buen nivel educativo, una buena inversión en I+D+i, empresas exportadoras y unos costes laborales bien estructurados (su modelo de negociación colectiva también es ejemplar), la economía funciona bien y ello se traduce en una elevada renta per cápita que permite tener un estado del bienestar de primer nivel y sostenible. Aquí pretendemos mantener un modelo de estado que no está claro que nos podamos permitir. No pretendo ser dogmático, pero mientras no abramos ese debate, nuestros acreedores van a seguir sin creerse ningún plan de ajuste. Fundamentalmente porque subir impuestos en recesión sólo conlleva a más recesión (y a mayores tasas de desempleo, lo cual hace estériles estos esfuerzos) y porque quitar inversión cercena a medio y largo plazo las posibilidades de crecimiento.

Sigo con el sector público. La manera en la que el estado se ha mantenido con vida durante estos últimos cuatro años ha sido vía una espiral perversa: el BCE metía liquidez en el sistema vía bancos y éstos empleaban ese dinero, parte para cumplir con sus vencimientos con otros bancos, parte para comprar deuda pública del estado. Al deteriorarse tanto las arcas públicas, también lo hacían los balances de los bancos. La realidad de nuestras entidades crediticias a día de hoy es que gracias a su matrimonio bastardo con el estado, ahora tampoco las quiere financiar nadie en el mercado interbancario y sobreviven, a duras penas, a través de las inyecciones de liquidez que sigue haciendo el BCE. La consecuencia de todo ello es que no llega financiación al sector privado y el desapalancamiento de familias y empresas es "a capón", en lugar de hacerse de forma ordenada. 

Ahora España está abocada a un rescate que, por un lado, va a reducir la incertidumbre, lo cual no es poco, pero que vistos los precedentes tiene muy mala pinta. En primer lugar, porque las recetas del FMI en los rescates suelen tocar también aspectos críticos (volvamos al ejemplo de la dieta: si en lugar de comer mejor, comemos menos y además nos quitamos la fruta y la verdura, descompensamos al paciente), con el consiguiente coste social que ello conlleva, y en segundo lugar, porque todavía ningún país de los rescatados en la eurozona ha sido capaz de volver a financiarse en los mercados. El panorama es desolador.

El desapalancamiento del sector privado y el asunto de la banca lo voy a tratar conjuntamente, englobando dentro de ésta lo del ladrillo. Pese a lo expuesto con anterioridad, el problema de deuda de España es sobre todo a nivel privado. El montante total entre deuda pública y privada de nuestro país suma un 355% sobre el PIB. Para que entendamos lo que esto significa, se considera que un 280% sobre el PIB ya es un disparate. Aclarado este punto, se debe decir bien alto que hasta la fecha tanto familias como empresas están cumpliendo su parte. Las primeras están ya al nivel de 2007, unos 871.000 millones de euros de deuda, lo cual sigue siendo una barbaridad, pero hace albergar ciertas esperanzas, y las segundas comenzaron dicho proceso en 2009, si bien siguen acumulando 1,26 billones de euros de deuda. El problema es que las perspectivas de que tanto familias como empresas puedan seguir este proceso es bastante sombrío. Sin crecimiento económico es imposible que nuestro sector privado devuelva sus créditos, y aunque lo hubiera, sigo teniendo mis dudas. Cada vez estoy más de acuerdo con Rogoff: La banca tiene que comenzar a asumir que será imposible recuperar todos sus préstamos. Sobre todo porque el 50% de las deudas vivas de las empresas están vinculados al ladrillo.

Es imprescindible que el saneamiento de la banca se haga cuanto antes para que estas recuperen una mínima normalidad, al menos en cuanto al circulante se refiere. Con el banco malo creo que se puede dar un paso importante, por cuanto el problema de fondo es que, salvo el BCE, nadie quiere prestar a nuestro sector financiero porque no se fían del mismo, pero la ayuda, como me decía ayer un importante empresario con el que tuve la oportunidad de charlar un rato, no puede quedarse en la banca. Si entre todos les vamos a limpiar su basura, ellos deben aceptar reestructuraciones con quitas hacia el sector privado. Y no sólo me refiero al ladrillo, también a las empresas. Por dos motivos fundamentales: porque este país no sale hacia delante sin una transferencia de riqueza del acreedor al deudor (es así de duro) y porque si no se hace, se van a llevar por delante a medio tejido empresarial del país. Como me decía otro gran empresario hace tiempo,  los japoneses se dieron cuenta tarde en la Segunda Guerra Mundial de que el problema de los kamikazes no eran los aviones perdidos, los cuales se construian en semanas, sino los pilotos que fallecían, en los que se habían invertido años y años de entrenamiento. Corremos el riesgo de que toda una generación de emprendedores se harte, se largue o directamente no invierta creando empresas y ello sería terrible. Con el banco malo espero también que se arregle, por fin, el tema inmobiliario, pero que nadie se lleve a engaños: este proceso llevará años.

Es pronto para saber si las reformas estructurales que se han tomado realmente van a surtir el efecto deseado. Hasta que no cambie el ciclo económico no vamos a saber, por ejemplo, si la reforma laboral va a ser un éxito o un fiasco. España necesitaba crecer por encima del 2% para generar empleo antes de la reforma. Si ahora bastase un 0,3 ó un 0,5%, las perspectivas para nuestro país podrían mejorar notablemente, pero realmente aventurar algo así con la que está cayendo es, como mínimo, de incautos. Lo que nunca se ha dado es la creación de empleo sin crecimiento económico.

Termino hablando de Europa. Necesitamos mayor colaboración entre los miembros de la UE. Nuestros problemas no los va a arreglar el BCE, pero también es cierto que una acción más decidida del mismo hubiera aliviado buena parte nuestro sufrimiento. Hace más de un año que se debía haber metido mano a la espiral de la prima de riesgo. Se debe trabajar también en una mayor unión fiscal y bancaria que permita demostrar, no sólo que el Euro es irreversible, sino que dote a la eurozona de un organismo con capacidad para tomar decisiones de forma rápida y drástica llegado el caso.

El problema es que todo ello requiere una acción conjunta y decidida de nuestros políticos a nivel europeo, sabiendo que los tiempos de la economía, desgraciadamente, no son los de la política. Mientras nuestros líderes sigan gobernando pensando en las urnas y no el bien común, y no se hagan pactos comunitarios y de estado entre los partidos para que haya cosas que se proyecten a largo plazo con independencia del gabinete de turno, la digestión de esta coyuntura se va a seguir alargando haciéndose cada vez más insoportable.

Así pues, desgraciadamente, aventuro una década perdida y varios años todavía de pasarlo mal. Tal vez a partir del 2014 un poquito menos mal, pero son varios los economistas que ya apuntan que hasta 2018 - 2020 no comenzará la recuperación como tal. Pese a todo, no quiero terminar sin dejar algún motivo para el optimismo. El primero es que todas las crisis terminan y que esta también lo hará. El segundo, que los escenarios y pronósticos pueden cambiar, que puede que nuestros políticos por fin acierten y den con la tecla, pero también que todos podemos hacer algo para mejorar las cosas. En nuestras empresas, por ejemplo, salir a exportar. El mundo va a seguir creciendo, pero lo va a hacer en mercados no convencionales. Toca ser un poco cómo Cristóbal Colón en su día, porque no olvidemos que esta vida es de los optimistas, que nadie lo dude. El tercero y último, que Europa siempre ha salido adelante de todas sus crisis y lo ha hecho reforzada desde la caída del Imperio Romano hasta la II Guerra Mundial. Estoy convencido de que esta vez también será así. Mientras tanto, toca seguir peleando a la contra. No queda otra.





Comentarios

Pedja ha dicho que…
No cambiaba una coma, gracias por enseñarnos economía, un abrazo.
Fernando ha dicho que…
Muchísimas gracias, Pedro, por pasarte y sobre todo por tus palabras. El objetivo de este blog era humanizar y amenizar la economía. Si lo logro un poquito, para mi ya es una pasada.

Un fuerte abrazo
Fernando López ha dicho que…
enseñarnos economía. Lo único que no veo tan claro es que Euorpa cuando salga de la crisis lo haga de forma reforzada pues el entorno ha cambiado tanto por la globalizacion Europa no es un bloque tan cohesionado como otros paises emergentes que tienen o tendrán mayor número de consumidores y recursos.

Un fuerte abrazo
Fernando ha dicho que…
Millones de gracias, Fernando, por pasarte y por tus palabras.

Efectivamente, en las actuales circunstancias no se puede augurar nada bueno para Europa, la cual, además y como bien señalas, no está tan cohesionada cómo, por ejemplo, EEUU. Nuestro reto es mayúsculo, pero siempre nos hemos reinventado. Creo que lo llevamos en los genes!

Un fuerte abrazo!
Anónimo ha dicho que…
JAVIER VEGA-- PUES SI QUE SI ME AS DADO ALGO DE ESPERANZA, LA VERDAD AL FINAL YO SACO LA MISMA CONCLUSION DE SIEMPRE QUE CREO QUE SE VE REFORZADA POR TI ¿ ZAPATERO Y SUS SECUACEZ SON CULPABLES AL 96% DE LO QUE NOS ESTA CAYENDO ES CORRECTO¿ ¿ ESTE PAIS FUNCIONARIA MEJOR SI¿
- EN LUGAR DE HABER REGALADO MILES DE MILLONES DE EUROS EN SUBVENCIONES DE SECTORES COMO LA MINERIA Y OTROS TANTOS QUE SE SABE QUE ESTAN CONDENADOS TARDE O TEMPRANO A SU FIN POR QUE NO SON RENTABLES
? SI ESE DINERO SE FUERA INVERTIDO EN RENOVAR NUESTRA INDUSTRIA Y CREAR NUEVA ESTARIAMOS AHORA ASI?
Fernando ha dicho que…
Hola Javier! Millones de gracias por pasarte por El Disparadero!!! Bienvenido!!! Espero leerte a menudo por aquí.

Bueno, yo creo que a España le queda un camino todavía difícil por recorrer, pero también te digo que pienso que lo peor lo estamos viviendo ahora mismo, incluso puede que lo peor haya sido a la vuelta de este verano. Otra cosa es pensar cuándo nuestro país va a volver a generar empleo en cientos de miles de puestos de trabajo, y para ello, y ojalá me equivoque, todavía falta un trecho. Es probable, no obstante, que estemos adentrándonos en una fase de estabilización que es necesaria antes de que la economía se recupere del todo.

Buscar culpables es complejo. Yo creo que en la segunda legislatura de Aznar se sentaron las bases para la burbuja. A Zapatero, en su segunda legislatura, no le interesó pincharla porque nos permitía crecer a un ritmo aparentemente vertiginoso. Pero Zapatero y Aznar nunca hubieran podido fomentar la burbuja sin unos tipos de interés bajísimos marcados por el BCE que perjudicaban a España notablemente (por cuanto el resto de la eurozona estaba en recesión y España crecía, lo que hacía que fuera muy interesante endeudarse)y unos flujos migratorios que incrementaron al alza la demanda de vivienda (acuerdos con los países del este, crisis latinoamericanas, etc).

Una vez que estalla la crisis, la gestión del gobierno de Zapatero en su segunda legislatura pasará a la historia como tal vez la peor de la democracia. A la burbuja, añadió un problema que no teníamos: el de las cuentas públicas. Además, no abordó en serio ni uno solo de los problemas que tenian nuestro mercado laboral o nuestro sector financiero,los cuales no siguen lastrando. Asumo que Rajoy se ha visto sobrepasado por el problema de nuestra financiación, pero bajo mi punto de vista, su gestión está lejos de ser la idónea. El alza de impuestos está matando a nuestro tejido empresarial.

No creo que el problema se hubiera solucionado metiendo el dinero del gasto público en renovar nuestra industria. Creo que entre 1996 y el año 2000, cuando España alcanza unos criterios de convergencia notables con EEUU y el resto de Europa, se debía haber habierto un debate serio entre todos los partidos y agentes sociales para sentar las basese para un nuevo modelo económico no dependiente de los fondos de cohesión de la UE. A cambio, generamos una burbuja. Digamos que el dinero al que te refieres hubiera venido bien, pero que hubiera mejor haber comenzado la casa por los cimientos hace 15 años.

Te recomiendo, para entender, cómo se ha generado esta fiesta, estos dos post que escribí a raíz de un business case que nos pusieron durante mi estancia en Harvard en el año 2010

http://fernando-eneldisparadero.blogspot.com.es/2010/07/economia-espana-una-tormenta-perfecta.html

http://fernando-eneldisparadero.blogspot.com.es/2010/07/economia-espana-una-tormenta-perfecta-2.html

Un abrazo

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