Economía - Lo que quiere España, lo que pide Bruselas

Sobre un hipotético Rescate

En principio, de no ocurrir nada extraño, mañana deberíamos saber las necesidades reales de recapitalización de la banca española a tenor de los distintos informes que se encargaron hace ya casi 4 meses. La cuestión no es menor, porque en principio, a partir de ahí, se debería poner en marcha en un período de tiempo razonablemente corto, el mecanismo de rescate de nuestros bancos. Y con ello, pese a que no sea la solución a todos nuestros males, sí que se debería recuperar cierta tranquilidad, o por lo menos abandonar este período que me gusta catalogar de "esquizofrenia bancaria" que vivimos de un tiempo a esta parte.

Aún así, aunque dicho asunto se resuelva, sigue quedando en el aire la otra incógnita pendiente de revelarse, la cual está relacionada con la necesidad de que nuestro país necesite un rescate total, y en el caso de que este se produzca, si éste va a ser light o por el contrario sería vía recortes draconianos como en Grecia, Portugal o Irlanda. Poco a poco, vamos sabiendo algunas cosas al respecto, pero lo que es cierto es que sigue habiendo muchas preguntas sin respuesta, que no hacen sino añadir incertidumbre a un país que realmente comienza a estar al límite. Estamos ávidos de certezas, porque la confianza en la economía es el lubricante necesario para que ésta pueda funcionar. Sólo con aceite no anda el coche, pero sin aceite no funciona.

A día de hoy, lo que parece más o menos descartado es un tipo de rescate como el de Irlanda, Grecia o Portugal. No, no es por los méritos de nuestros gobiernos (el actual y el anterior). Más bien es por una cuestión sistémica, la cual se explica simple y llanamente porque los países rescatados no han sido capaces de volver a financiarse en el mercado por su cuenta hasta la fecha, salvo Irlanda y en un caso muy concreto. Es decir, que sólo el BCE y el FMI están comprando la deuda pública de estos países. La realidad es que, como también se ha apuntado muchas veces en este blog, no hay dinero en la eurozona para cubrir las necesidades financieras de España e Italia. Es imposible rescatar a ambos si no es imprimiendo muchos billetes, lo cual pienso que es inviable sin meterse en una guerra de divisas y tipos de cambio de consecuencias imprevisibles. Además, dudo que Alemania lo pudiera aceptar, porque iría en detrimento de su competitividad. Hay, además, otra cuestión que no es menor. Hasta la fecha, los que pagan el rescate tienen preferencia a la hora de cobrar las deudas, lo que, sin duda, espanta a los inversores y, en consecuencia, expulsa del mercado a los países con problemas.

Dejando la terminología aparte, lo que España y Bruselas están negociando es la puesta en marcha de una especie de línea de crédito preventiva. ¿Esto qué quiere decir? Pues básicamente que a España, y también a Italia, se les daría una especie de salvavidas por si acaso. Es decir, que si en algún momento no pudieran acceder a financiarse, podría tirar de dicha línea para que el BCE a través del mecanismo que se articule suscriba deuda pública y compre bonos en el mercado secundario llegado el caso. A esto se refería Draghi hace unas semanas cuando habló acerca de hipotéticas actuaciones del BCE y logró, con unas palabras, lo que ninguna medida del gobierno había logrado previamente: que la prima de riesgo bajase de forma notable y se matenga, dentro de los niveles elevados, lejos de aquellos 600 puntos básicos de no hace tanto.

Con esta línea de crédito preventiva (o rescate blando) (de nuevo dejo la terminología aparte) se trataría de evitar que nuestro país siga pagando unos intereses desorbitados (pese a los 5 millones de parados, ya pagamos más por ellos que por subsidios de desempleo), así cómo frenar en seco a los especuladores y escualos que habitan los mercados. La pregunta es evidente, ¿habrá nuevas condicionalidades?

Pues es lo que se está negociando en estos momentos. Hay una realidad matemática que es irrefutable. Pese a todos los esfuerzos, España no tiene ni siquiera un superavit primario en sus cuentas públicas. ¿Esto que quiere decir? Pues básicamente que, sin contar los intereses que tiene que pagar por su deuda, también tiene déficit en sus cuentas, lo que le obliga a seguir endeudándose. Se prevé que el año que viene España pague 30.000 millones de euros sólo en intereses. Si somos capaces de cumplir los objetivos de déficit, muy probablemente haya recomendaciones relacionadas con desvincular salarios y pensiones del IPC, porque en el fondo, una de las cosas que se buscaban con la eurozona, era precisamente una inflación baja y controlada, por lo que, aporto la visión desde fuera de España, nuestro país debe abandonar esas viejas costumbres, pero no mucho más. Como creo y sostengo, que España va a ser incapaz de cumplir con dichos objetivos, porque la espiral de recortes y subida de impuestos sólo va a deprimir más la economía a corto plazo, es muy posible que nos impongan ajustes adicionales, algunos de los cuales pudieran ser bastante dolorosos.

Europa necesita que España pueda seguir financiándose en los mercados, pero para que ello siga ocurriendo, lo cierto es que nuestro país necesita ayuda. Cuando te endeudas y dependes de tus acreedores, ocurre que te pueden exigir ciertas garantías de que vas a cumplir con tus vencimientos futuros. Otra cosa es que tengas un gobierno más preocupado de mantener a los de su casta a toda costa, aunque para ello se asfixie a familias y empresas. Pero claro, en el fondo es la consecuencia de un historial de presidentes del gobierno que sabían de economía lo justo, pero que se creían premios Nobel en potencia. Nuestro desequilibrio de la balanza de pagos era una bomba de relojería y nuestro aparente milagro la consecuencia de nuestra capacidad de endeudamiento. Premio para los que alentaron la burbuja y para el genio que nos llevó a un déficit del 12,5%. Todos son culpables de la actual coyuntura. Que se sepa. En una cosa sí que va a tener razón Rajoy: sin necesidad de menospreciar a países africanos, es cierto que el nuestro es un gran país, de mucho peso en la eurozona. Muy probablemente por ello, pese a los esfuerzos adicionales que nos exijan, nos salvaremos de un esquema como el aplicado en los citados Portugal, Grecia e Irlanda. Afortunadamente.

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