Economía - De cómo la Economía se alejó del Mundo Real

Algunas Ideas

Bretton Woods, 1.944. Mientras la II Guerra Mundial comenzaba a vislumbrar su final, los principales dirigentes del bando aliado se reunían para tratar de sentar las bases de cara a fomentar una economía más próspera en un mundo previsiblemente en paz. Por aquel entonces se había llegado a la conclusión de que el exacerbado proteccionismo generado tras la I Guerra Mundial, había sido uno de los principales causantes de la catástrofe que fue la II Guerra Mundial, por lo que los objetivos principales de aquellas reuniones fue sentar las bases, tanto para la reconstrucción de un mundo destrozado, como para el desarrollo del comercio internacional dentro de unas reglas del juego claras para todos los actores. 

De Bretton Woods surgieron el FMI y el Banco Mundial, los embriones que luego dieron lugar a los primeros grandes acuerdos de libre comercio mundial, pero sobre todo, y para reforzar lo expuesto, se buscó dotar de cierta estabilidad las transacciones comerciales mediante un sistema monetario internacional con un tipo de cambio basado en el dólar. Para tal fin, se estableció un patrón oro - divisas, de tal forma que EEUU debía mantener el precio del oro en 35$ por onza, así como se le concedió la facultad de cambiar dólares por oro a ese precio sin restricciones ni limitaciones. Al mantenerse fijo el precio del dólar, el resto de países debían fijar el precio de sus monedas en relación a aquel. El objetivo, para que nos entendamos, era marcar unas reglas del juego claras para todos.

El sistema funcionó. Tras el final de la Guerra, llegaron el Plan Marshall y numerosos acuerdos de calado, entre ellos la creación de la CE, que permitieron que Europa y el mundo en general, se recuperase a una velocidad pasmosa de los horrores de la primera mitad de siglo. Así fue hasta 1.971.

En aquel año,Nixon, por aquel entonces presidente de los EEUU, decidió unilateralmente romper el patrón oro - dólar. En el fondo tenía algunos motivos para hacerlo. En primer lugar, porque debido a la Guerra de Vietnam, a EEUU cada vez le costaba más mantener el patrón oro (la explicación es un poco farragosa, pero si alguno la quiere, se la paso por privado). Y en segundo lugar, porque el país, por primera vez en su historia, tuvo en déficit comercial en su balanza de pagos. Nixon decidió impedir la conversión de dólares en oro, devaluando así la moneda y corrigiendo el desequilibrio existente. El problema fue el precio que pagó el resto del mundo: en primer lugar, el que los tipos de cambio comenzaran a fluctuar libremente, lo que dificultaba el comercio internacional permitiendo comportamientos oportunistas. Y en segundo lugar, y sobre todo, que el dinero, por primera vez en su historia, se desmaterializó. Ya no había nada detrás de cada billete o moneda emitida.

Justo por aquel entonces los países comienzan a acelerar los procesos liberalizadores de la Economía. Mientras las transacciones se hacen globales, los organismos reguladores siguen siendo locales, lo que hace que poco a poco comiencen a perder el control sobre los mercados. En los años 80 y 90 comienza la revolución tecnológica, las cuales irrumpen con fuerza en el mundo financiero permitiendo, entre otras cosas, las transacciones especulativas. Hoy en día se calcula que el 92% del capital mundial es financiero y tan sólo el 8% industrial. Además, las transacciones financieras globales multiplican por 50 las transacciones mercantiles.

El problema no son las innovaciones financieras. Las innovaciones financieras permitieron en el siglo XIX, en concreto la creación de los bancos de inversión,  financiar el ferrocarril, por ejemplo. En el siglo XX, las fondos de capital riesgo permitieron desarrollar empresas vinculadas a las tecnologías de la información o la biotecnología. El problema es que en el siglo XXI, se han convertido en armas de destrucción masiva al financiar, fundamentalmente, humo. De alguna forma la economía se ha alejado del mundo real. Se crean beneficios, pero no riqueza. Al menos no en la misma proporción. Y al calor del dinero nos hemos olvidado de que en la economía, existe un binomio que siempre se cumple: rendimiento / riesgo. 

Sólo bajo este prisma se puede comprender cómo tras años de beneficios empresariales record previos a la actual crisis, algunos indicadores, como el informe de la ONU para la FAO en 2008, advertían que el número de personas que pasaban hambre en el mundo rozaba los 1.000 millones, el peor dato desde 1.970. El informe de desarrollo humano del año 2005, ya advertía de que 460 millones de personas habían empeorado su nivel de vida desde 1.990. Si esto ya es duro, no es menos sonrojante comprobar la asimétrica destrucción de riqueza de la actual coyuntura. Como apuntaba Amartya Sen, una economía no ligada al desarrollo humano no es sostenible y es por ello por lo que nuestro mundo actual es un polvorín. Máxime cuando no todos jugamos en igualdad de condiciones en el mercado. The price of inequality, como apunta últimamente Stiglitz.

La economía debe volver a sus raíces y las personas (todos somos agentes económicos). Debemos comprender que la economía es, ante todo, una ciencia social y que como tal la debemos poner al servicio del progreso social. Sólo así podremos entender que el desarrollo no puede ser sólo económico, sino que también ha de serlo moral. En el fondo bastaría con echar la vista atrás y recordar lo que muchas veces he comentado, que Adam Smith fue un profesor de ética y que en un mundo con mayor libertad que nunca y con un sistema legal incapaz de abarcar la globalidad de nuestra economía, y cada vez más alejado de la norma moral, no queda otra que actuar con responsabilidad social. Corporativa y Ciudadana. 

Comentarios

nanius ha dicho que…
Hola, Fernando: no me ha gustado nada este post, y está bien decir las cosas con franqueza. Pero sólo me centraré en un aspecto, tu explicación errónea de la ruptura de Bretton-Woods por Nixon.

El sistema funcionó al principio porque existía autonomía interna por parte de los países para establecer políticas industriales y comerciales y capacidad para establecer controles de capital para lubricar el sistema. Pero la fijación de los tipos de cambio al dólar (y de éste al oro) convertía al sistema en inherente inestable por 3 motivos principales: 1) la paridad fija te obliga a seguir la política monetaria de la moneda de reserva frente a la que estás ligado. En otras palabras, careces de política monetaria y del tipo de cambio autónoma, y tienes que replicar las decisiones monetarias del líder para mantener tu paridad, te venga bien o no; 2) la expansión de un sistema respaldado por oro condicionaba el crecimiento de la masa monetaria (y del crecimiento económico, en definitiva) a los nuevos descubrimientos de oro, de manera que en algún momento se rompería el respaldo porque la oferta de oro nueva es más o menos lineal y el crecimiento global acumulativo en progresión geométrica; y 3) el sistema de Bretton-Woods, como reedición conceptualmente cercana al patrón-oro de los años 20, cometía esencialmente el mismo problema de simetría en el ajuste: los países con déficit en la cuenta corriente sólo podrían ajustarse vía deflación de precios y costes mientras que los superavitarios deberían sufrir procesos de inflación para restaurar el equilibrio externo entre países (y no sólo la deflación es costosa y lenta y dolorosa, sino que tb lo es la inflación de quien disfruta superávit y no desea autolesionarse en beneficio de otros…te suena de algo a la crisis del euro?).

nanius ha dicho que…
Las críticas que te hago: la situación de déficit corriente la Guerra de Vietnam dieron al traste con Bretton Woods, cierto. Pero el sistema colapsó por lo que suponía para el resto. EEUU estaba obligando a expandir la masa monetaria a todos los países para mantener su paridad con el dólar. Por así decirlo, estaba exportando inflación, que era lo que podría venirle bien a EEUU pero no a muchos otros. Por otro lado, es en un sistema de tipos de cambio fijos como este donde la especulación con las divisas es posible, y no en uno de libre flotación, al contrario de como dices. Y por último, el comercio no se ve desalentado por tipos de cambio libres: este era un tipo de argumento teóricamente plausible que no se daba en la práctica (basta coger cualquier manual de comercio internacional, como el de Krugman y Obsfeld, para la explicación y referencias empíricas). Por tanto, el problema de post-Bretton Woods no ha sido ni la movilidad de tipos de cambio ni la “desmaterialización” del dinero. El problema eran los “problemas” de dicho sistema, que lo hacían inherentemente inestable: simétrico en el ajuste, capaz de generar rupturas de las paridades vía especulación y imposibilitador de políticas autónomas en la esfera monetaria y del tipo de cambio.

Para los adeptos de Bretton Woods recomiendo el reciente libro de Dani Rodrik de La Paradoja de la Globalización. Él, que es sumamente listo y experto, no recomienda un sistema como el de Bretton-Woods per se, porque es muy consciente de sus limitaciones, principalmente las que he señalado arriba. Él aboga por que dicho sistema tendría propiedades colectivas positivas (mejores que en el sistema actual) siempre y cuando se acompañen de mayores cotas de decisión autónoma de los países para restaurar los desequilibrios (y en particular, herramientas de política industrial y comercial y controles de capitales). Si no, está condenado al fracaso…

Y por favor, evita esos tópicos “La economía debe volver a sus raíces y las personas”. Nada en las raíces y las personas indica que tengamos que dotarnos de un sistema monetario internacional de tipos de cambio fijos o flexibles ni con dinero respaldado o desmaterializado. Cada sistema tiene sus propiedades, ventajas y desventajas, y por ello no significa nada eso de las raíces y las personas…

Un saludo.
Fernando ha dicho que…
Hola Nanius

Como siempre mil gracias por pasarte y por su puesto acepto tu crítica sin ninguna acritud. Los post están para esto.

Ni un pero a la explicación macro económica que das pero te olvidas de una cuestión fundamental: Bretton Woods fue el resultado de un consenso y la maniobra de Nixon fue unilateral. Cierto que a EEUU llegó un momento que el sistema le perjudicó y que no podía mantener ese sistema, pero a nivel global fue peor el remedio que la enfermedad.

No son tópicos, Nanius. De igual forma que el derecho se ha olvidado de la norma moral (saltando por los aires el contrato social), cada vez somos menos los que entendemos a la economía como una ciencia social que afecta a las personas. El problema no es de la teoría económica, no pretendo personificar ni a los mercados, ni a la ciencia como tal, sino al uso oportunista que las personas hacen de ambos. MI análisis es moral fundamentalmente. Esta crisis es de valores. No te olvides que el mecanismo por el que las hipotecas subprime saltaron a la palestra y se convirtieron en "armas de destrucción masiva" se ideo para mejorar el mundo actuarial.

Entiendo, no obstante, que para los que vivimos en el planeta norte, esto no es sencillo de entender.

¡Para hablarlo largo y tendido!

¡Un fuerte abrazo!

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