Política - Ibarretxe, "No es Plan"...
Ibarretxe en el Laberinto
Hace apenas 72 horas ETA mataba de nuevo. La víctima, Ignacio Uría, fue un empresario que heredó la compañía de su padre, un albañil que empezó de cero, cuyo único "delito" ha sido participar en la construcción de la llamada Y Vasca.
No quiero hablar de ETA hoy. Más que nada porque creo que todos los adjetivos calificativos que se le puedan dirigir se quedan cortos. Sabíamos que eran fascistas, mafiosos, asesinos, criminales, y así un largo etcétera, pero lo sorprendente es que sobre todo se reafirman como antivascos. En una época en la que todos los grandes pensadores de la economía defienden una política fiscal ambiciosa que busque un aumento del Gasto Público para paliar la crisis, coge ETA y pone en el punto de mira las obras del AVE vasco. Siempre he sentido un asco tremendo a todo lo que tenga que ver con ETA, pero a las nauseas habituales que me generan sus atentados, su prepotencia, su victimismo hipócrita y, sobre todo, su fascismo, se me ha unido una especie de "indignación estupefacta" (si cabe esta expresión) tras los asesinatos de Isaías Carrasco e Ignacio Uría.
Ibarretxe, por su parte, ha condenado el atentado, como no podía ser de otra forma. En su comparecencia ante los medios, ha asegurado que va a dejarse la piel para defender "a todas las personas amenazadas". Tampoco esperaba menos del Sr. Ibarretxe. Lo curioso, lo que me enerva, es que pese a todo ello, pese a los crímenes de ETA, el Lehendakari siga empeñado en sacar adelante su plan. Mejor dicho, en llevar a cabo el famoso referendum.
Vaya por delante que hay una cosa que sí le reconozco a Ibarretxe. Por lo menos él propone algo para "pacificar" el País Vasco. Yo no estoy de acuerdo para nada con dicho plan, pero él tiene una idea y la está defendiendo contra viento, marea y oleadas de críticicas que le llegan por babor y estribor (aspecto que no pueden decir todos los políticos).
El Lehendakari, el cual repite cada vez que tiene ocasión aquello de que los vascos serán lo que ellos quieran, tiene todo el derecho del mundo a defender su proyecto, pero lo que no es comprensible, es que anteponga el mismo a los intereses de sus conciudadanos. El derecho a la vida debe ser el primero que deben recuperar los vascos. Derecho a que nadie te pegue un tiro por haber sido o ser concejal de un partido. Derecho a que nadie te mate por ser un empresario que participa en una obra pública. Derecho a que no te extorsionen ni te amenacen por pensar diferente a la izquierda radical abertzale.
Hoy no voy a polemizar con nadie pero debería recapacitar el Sr. Ibarretxe. ¿Qué sentido tiene ser un estado libre asociado, independiente o una comunidad autónoma dentro del Reino de España, cuando tienes decenas de miles de personas que amparan el uso de la pistola contra el que discrepa? ¿No le parece preocupante al Sr. Ibarretxe que el País Vasco sea el único sitio en España en el que se mate por pensar diferente? Una vez resueltas estas preguntas, tal vez se pueda plantear el tan citado referéndum. Mientras tanto, parece que Ibarretxe está dando vueltas dentro de su propio laberinto, sin entender que la paz nunca se alcanzará bajo ningún formulismo o denominación específica para Euskadi. Mucho me temo que eso "No es Plan".
Hace apenas 72 horas ETA mataba de nuevo. La víctima, Ignacio Uría, fue un empresario que heredó la compañía de su padre, un albañil que empezó de cero, cuyo único "delito" ha sido participar en la construcción de la llamada Y Vasca.
No quiero hablar de ETA hoy. Más que nada porque creo que todos los adjetivos calificativos que se le puedan dirigir se quedan cortos. Sabíamos que eran fascistas, mafiosos, asesinos, criminales, y así un largo etcétera, pero lo sorprendente es que sobre todo se reafirman como antivascos. En una época en la que todos los grandes pensadores de la economía defienden una política fiscal ambiciosa que busque un aumento del Gasto Público para paliar la crisis, coge ETA y pone en el punto de mira las obras del AVE vasco. Siempre he sentido un asco tremendo a todo lo que tenga que ver con ETA, pero a las nauseas habituales que me generan sus atentados, su prepotencia, su victimismo hipócrita y, sobre todo, su fascismo, se me ha unido una especie de "indignación estupefacta" (si cabe esta expresión) tras los asesinatos de Isaías Carrasco e Ignacio Uría.
Ibarretxe, por su parte, ha condenado el atentado, como no podía ser de otra forma. En su comparecencia ante los medios, ha asegurado que va a dejarse la piel para defender "a todas las personas amenazadas". Tampoco esperaba menos del Sr. Ibarretxe. Lo curioso, lo que me enerva, es que pese a todo ello, pese a los crímenes de ETA, el Lehendakari siga empeñado en sacar adelante su plan. Mejor dicho, en llevar a cabo el famoso referendum.
Vaya por delante que hay una cosa que sí le reconozco a Ibarretxe. Por lo menos él propone algo para "pacificar" el País Vasco. Yo no estoy de acuerdo para nada con dicho plan, pero él tiene una idea y la está defendiendo contra viento, marea y oleadas de críticicas que le llegan por babor y estribor (aspecto que no pueden decir todos los políticos).
El Lehendakari, el cual repite cada vez que tiene ocasión aquello de que los vascos serán lo que ellos quieran, tiene todo el derecho del mundo a defender su proyecto, pero lo que no es comprensible, es que anteponga el mismo a los intereses de sus conciudadanos. El derecho a la vida debe ser el primero que deben recuperar los vascos. Derecho a que nadie te pegue un tiro por haber sido o ser concejal de un partido. Derecho a que nadie te mate por ser un empresario que participa en una obra pública. Derecho a que no te extorsionen ni te amenacen por pensar diferente a la izquierda radical abertzale.
Hoy no voy a polemizar con nadie pero debería recapacitar el Sr. Ibarretxe. ¿Qué sentido tiene ser un estado libre asociado, independiente o una comunidad autónoma dentro del Reino de España, cuando tienes decenas de miles de personas que amparan el uso de la pistola contra el que discrepa? ¿No le parece preocupante al Sr. Ibarretxe que el País Vasco sea el único sitio en España en el que se mate por pensar diferente? Una vez resueltas estas preguntas, tal vez se pueda plantear el tan citado referéndum. Mientras tanto, parece que Ibarretxe está dando vueltas dentro de su propio laberinto, sin entender que la paz nunca se alcanzará bajo ningún formulismo o denominación específica para Euskadi. Mucho me temo que eso "No es Plan".
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